Malas noticias / BluePulse

Alfa.

¿Nueve? Estaba seguro de haber estudiado, al punto que su calificación puesta sobre su pupitre parecía una mala broma de su profesor de trigonometría. Jaime estudió para un diez, Jaime es un chico de diez, excelentes calificaciones, excelentes observaciones, es un estudiante modelo, Jaime Reyes es un Alfa.

El chico azabache carraspeó su garganta algo incómodo mientras observaba su examen, no era una persona grave en esos términos, entendía que podría haberse equivocado, quizás anotar algo mal, un número, un signo, ¿Olvidó algún ejercicio? No, revisó el examen tres veces antes de entregarlo. Revisó el papel corregido en rojo por su maestro, hasta que sus ojos detectaron el error, "Tss... Así que olvidé un signo", se reprendió con sarcasmo, sin borrar la tenue sonrisa que comúnmente le caracterizaba.

Con prisa un torbellino anaranjado se cruzó por enfrente de su campo visual, aterrizando de mala forma en su pupitre, terminando por botar al suelo todas las pertenencias del moreno que se encontraban sobre éste.

-¡Azul! ¿A que no adivinas como me fue a mí? ¡La peor nota invita esta tarde en Hero's Pizza!- El torbellino que se encontraba desparramado de mala forma sobre su pupitre, resplandecía de un lado al otro, resguardando su calificación entre su pecho y la madera, casi como un niño pequeño sonreía entusiasmado y expectante de la respuesta de Jaime, gestos que al moreno no le eran indiferentes.

-¿Es necesario hacer esto en cada examen de trigonometría? Tengo un nueve, y aunque hubiera sacado un diez, los tuyos son siempre sobresalientes, Bart...- Soltó un suspiro resignado y al instante con descuido guardó la hoja de papel en su mochila, dejándola olvidada junto a un montón de papeles más.

-¡Lo sabía! ¡Yaaaaaas! ¡Hoy tengo hambre, así que cuida tu billetera Reyes!- Un fuerte grito acompañado de un salto victorioso fueron más que demostración del triunfo de Bart, que ahora mostraba orgulloso el desprolijo y arrugado papel al más alto.

-Eres un espécimen único en tu clase, B... ¿Lo sabías? Eres un genio en cálculo, pero un completo inútil en todo lo demás- Jaime decidió desquitarse recordándole al menor su mediocre situación académica en las demás asignaturas, pues el corredor era un genio en todo lo relacionado a números, pero fuera de ello era un completo fracaso escolar.

-También... Soy bueno en atletismo, sabes...- Murmuró el de cabellos cobrizos, cruzándose de brazos con un ligero tono de molestia.

-Solo corriendo... Ah, da igual, supongo que iré a almorzar, ¿Vienes?...- Jaime no acostumbraba a comportarse tan agrio y seco, menos tratándose del menor, sentía una profunda molestia en la boca del estómago, algo parecido a agujas pinchándole.

No podía ignorar que hacía más de una semana se sentía así, cansado, agotado, frustrado. "Ah... Hace una semana lo del beso" Pensó, mientras miraba de reojo como Bart con gestos torpes e incomodidad trataba de formular palabras, como si considerase lo de la invitación a almorzar juntos.

Justamente desde hace una semana que lo hacen en la azotea constantemente, el castaño lleva un montón de chucherías como almuerzo, entre golosinas y cosas (a la vista de Jaime) insalubres, y el moreno improvisa dependiendo de lo encuentre en su hogar, siempre liviano y sano, no podía descuidar su condición como capitán del equipo de Futbol en la escuela, las apariencias eran importantes en la secundaria, solía decir.

-¿Almorzar... Almorzar?- Logró pronunciar a duras penas el corredor, que se encontraba de pie en frente del moreno que esperaba su respuesta. Su voz sonaba más delgada, pero sus gestos demostraban ansiedad, duda y... "¿Está avergonzado?" Se preguntó el moreno al notar el lenguaje corporal del chico.