Malas noticias / BluePulse

Reunión.

Ya se acercaba la tercera primavera desde que Bart Allen había escuchado la apasionada confesión de Jaime Reyes.

Y se cumpliría la segunda desde que el moreno se había marchado a Inglaterra por una beca deportiva, "de intercambio" como se refería el azabache.

Bart con 19 años, cursaba primer año en la universidad estatal en su pequeña ciudad en el gran Estados Unidos, claro, el chico decidió optar una carrera no tan complicada, pues en los últimos tres años, había desarrollado una serie de trastornos de ansiedad que lo tenían en constantes crisis y períodos donde perdía un poco de motivación por todo, en específico también por su futuro.

A veces el de cabellos cobrizos recordaba la despedida del atleta, hace dos años, había tenido una charla algo complicada con el moreno, pues habían comenzado un noviazgo, y apenas unos meses luego, el azabache le había mencionado abruptamente que tenía intenciones de marcharse del continente, en busca de oportunidades y sobre todo posición, para que, según el atleta, pudiese ser "digno" de darle una familia.

"Y una mierda Jaime Reyes, aunque estuviésemos en un dormitorio, estaría feliz por tenerte aquí..."

Palabras que rondaban continuamente por la mente del omega, y con mayor facilidad ahora, que estaba acomodando cajas en su nuevo departamento, que al no tener lo suficiente con su trabajo de medio tiempo, tuvo que alquilar con un par de amigos de su antigua escuela, amigos que hizo por influencia del deportista, pero con los que tenía una buena y entrañable amistad.

Timothy Drake, con el que tenía en común muchas cosas, entre ellas su edad, color favorito y el haber nacido omegas, él era un chico listo, mucho más que Jaime y que Bart, un atleta y por sobre todo una celebridad, ya que era hijo de uno de los empresarios más grandes del continente, un chico amable, carismático e inteligente, Bart no podía pedir otro mejor amigo, y por otro lado, el fortachón de Conner Kent, que era novio de Tim, un alfa reconocido en la escuela, un año mayor que ellos, y con un corazón tan grande como su reputación, era de esos chicos que los pintan como príncipes azules y perfectos, cosa que no estaba muy alejada de la realidad, de cualquier modo, el Alfa siempre parecía tener las mejores intenciones, y fue el salvavidas de Bart, muchas veces que lo necesitó.

Ahora mismo ambos eran sus compañeros de hogar, y tenía fe en que sería una gran experiencia, desde que se hizo cercano a ellos se figuró terminar así, aunque debía reconocer que muy en el fondo, le dolía inmensamente que Reyes no formara parte del cuadro.

-Ah, Conner, ¡De nuevo, lamento mucho causarte molestias todos los meses! Te lo recompensaré...- Bart rompía el silencio, dirigiéndose al mayor de ellos, mientras sacaba unos libros de las cajas de mudanza.

- Y de nuevo, te digo que no hay problema, la granja de mi familia no queda muy lejos, y tendré una excusa para visitarlos a menudo-. Respondió enérgico el chico alto de cabellos negros, dirigiéndose al cuarto que compartirá con su novio, con las últimas cajas de la mudanza.

-Ay Bart... De verdad no te preocupes por Conner, ¡Estamos felices de mudarnos contigo! El hecho que tenga que ir a casa de su padre por tu celo no es nada terrible, tú te quedas aquí, puedo cuidarte a tiempo completo, Conner va a echar una mano en la granja y aprovecha de usar el auto nuevo que poco uso le damos, ¡Todos ganan B!- Timothy Drake intervenía como siempre con los mejores argumentos, regalándole un poco de confianza al menor omega, que parecía haber entendido el mensaje, y comenzaría a dejar de preocuparse.

-Se los agradezco chicos, en serio, no es nada crush ser el tercero en discordia en la casa, ¡pero prometo ser un excelente compañero de piso!-