➺1

9.6K 524 90
                                    

E S C L A V O S


La Sombra del Rey

El silencio se apoderó de la sala, tan denso que se podía cortar con un cuchillo.  Los pasos del rey sobre el mármol resonaban como un trueno,  cada pisada una amenaza invisible que hacía temblar a los presentes. — Todos sabían que habernos citado en ese lugar no era más que una trampa—.  Mi corazón se encogió en mi pecho,  un pájaro atrapado en una jaula de miedo.

Chanyeol, mi ancla en esa tormenta, me tomó la mano con firmeza.  — Él era mi fortaleza para seguir allí—. Su mirada, siempre llena de picardía, ahora se había oscurecido, reflejando la gravedad de la situación.

El rey se detuvo en medio de la sala, su mirada recorrió el rostro de cada uno de los presentes, una búsqueda de culpables que no tenía fin.  Finalmente, sus ojos se posaron en mí, penetrando hasta lo más profundo de mi alma. — En ese instante sentí la presión y la mirada de todos en mí—. Bajé la vista a mis pies,  pero aún así sentía su mirada como un puñal clavado en mi espalda.

— ¿Qué hiciste, Yangmi? — preguntó, su voz ronca, llena de un poder que me hacía temblar. — ¿No dirás nada? — Bufó, tirando de mi brazo con fuerza para hacerme caer al frío mármol.

Las sirvientas se regocijaron, sus risas como cuchillos afilados que me rasgaban la piel. — Estaban tan deseosas por llamar la atención del Príncipe Jeon Jungkook que juraría que disfrutaban ver cómo el mayor me trataba—.  Ellas, con sus vestidos sedosos y sus sonrisas falsas, eran solo peones en un juego peligroso, y el príncipe, un rey sin corona,  un depredador que se tragaba a sus víctimas sin remordimiento.

— Yo no doy oportunidades — me amenazó, su voz resonando en el vacío de la sala.

— Las oportunidades no existen... — susurré, un hilo de voz que se perdió en el silencio.

Soltó una carcajada, una carcajada que parecía brotar de las profundidades del infierno, una carcajada que te hacía sentir que la oscuridad se estaba apoderando de ti. — No sé si me daba más miedo su actitud molesta o cuando reía de esa forma tan diabólica que te hacía erizar la piel—.

— Ahora te revelas contra mí. ¿Qué piensas al respecto? Crees que es algo predecible ir a dónde está la futura reina de este pueblo y menospreciarla, cuando eres una vil sirvienta de este palacio — me espetó, su mirada llena de rabia.

Y entonces, sin previo aviso, llegó el golpe.  Un golpe que me arrancó el aliento, que me dejó aturdida, con la marca de su mano ardiendo en mi mejilla.  — ¡Nadie te ha dicho que te levantes! —  La furia de su voz resonó en la sala,  un trueno que sacudía los cimientos del palacio.

— Hice lo correcto — respondí,  mi voz se había convertido en un susurro débil, pero lleno de determinación.

Miré de reojo a Chanyeol, notando cómo su cuerpo se tensaba con la furia contenida.  — Lo menos que quería era que él pagara por culpa de mi improdencia—.

— ¿Y qué es lo correcto para ti? — preguntó,  su mirada fría e inquisidora.

No iba decir nada, quería evitar cualquier conflicto y que ahora me tachará de mentirosa. La Princesa Hye lo estaba engañando y tuve que desenmascararla antes de que pasara algo más grave.  — Una traición contra nuestro reino, ella no era una aliada, al contrario era una cómplice del otro reino para atacar a nuestro próximo gobernante Jeon Jungkook—.  Pero esto jamás me lo creería, estaba cegado por ella y cualquier cosa que soltará yo tendría que pagar las consecuencias.

Miré mis manos, rojas por el impacto del golpe.  Mis rodillas estaban raspadas, pero el dolor físico palidecía ante el miedo que me invadía.  — Desde que el príncipe había llegado las cosas no mejoraron, al contrario el pueblo carecía de comida, el reino como de la alta sociedad pasaban los mejores días de su vida entre riquezas y buena comida—.  Si tan solo pudiese regresar el tiempo.


— ¡Responde! — gritó, su voz resonando con una fuerza que me hacía tambalear.

— La verdad — nuevamente subí mi mirada hacia él provocando que nuestras ojos conectaran. — Jamás me cansaré de decir la verdad incluso si salgo perjudicada. Yo jamás mentiría y eso lo sabe… Majestad.

El pareció pensarlo bastante, tal vez se quedó pensativo en los recuerdos, porque entre más me diga y me haga pensar que no recuerda nada de nuestro pasado, yo sé bien que aún siente eso. — Aún su corazón late de la misma forma que el mío, aún sus ojos brillan cuando nos vemos, no me puede mentir incluso si así lo desea—.

Puede fingir, pero jamás olvidar.

Trono su lengua de manera significativa, tiró la cubeta de lodo que estaba a su lado y sin mirarme me dijo.

— Limpia cada rastro de suciedad, por lo pronto pasarás encerrada en el calabozo por difamación. — Se giró de talones y comenzó a caminar a la salida de la sala real, dejando atrás una estela de silencio y terror.

Bajé la cabeza,  sintiendo la mirada de todos sobre mí,  un peso invisible que me hacía hundirme en el suelo.  Entre murmullos y algunos golpes de los sirvientes,  me fui quedando sola ahí,  pese a eso aún podía agradecer que estaba viva.

Las paredes de la sala real parecían cerrarse sobre mí,  el lujo y la opulencia se habían transformado en una jaula de oro.  Cada paso que daba hacia la salida era un paso hacia la oscuridad.

— Yangmi,  ¡espera! — La voz de Chanyeol me detuvo, su mano se posó en mi brazo con una fuerza reconfortante.

—  No puedo hacer nada,  Yangmi.  El príncipe Jungkook… es peligroso — dijo, su voz llena de una tristeza que me hizo temblar.

—  Él no recuerda nada — susurré, con la mirada fija en la puerta del calabozo, una puerta que me separaba de la libertad y la esperanza.

—  No estoy seguro de eso… Yangmi.  Él es un lobo con piel de cordero,  pero debajo de esa fachada,  hay un monstruo que no duda en hacer daño a quien se interponga en su camino.

El silencio se apoderó de nosotros,  el único sonido era el latido de nuestros corazones.

—  Chanyeol,  ¿qué haremos? — mi voz temblaba,  mi cuerpo se estremecía por el miedo que me invadía.

—  No te preocupes,  Yangmi.  No te dejaré sola.  Haré todo lo que pueda para ayudarte,  te lo prometo.

Asentí, pero no podía borrar la imagen de la mirada fría y despiadada del príncipe Jungkook.  La imagen de la cubeta de lodo que me esperaba,  la imagen de la celda oscura que me aguardaba.

—  Recuerda quién eres, Yangmi.  Eres fuerte.  Eres inteligente.  Y eres valiente.

—  Chanyeol… —  mi voz se quebró.

—  No te rindas.  Sé que puedes superar esto.

Chanyeol se alejó,  su figura se desvaneció en la oscuridad del pasillo.

Me quedé sola,  la sombra del rey sobre mí,  el miedo congelándome hasta los huesos.  Pero en el fondo de mi corazón,  una pequeña chispa de esperanza aún ardía.

—  No te preocupes,  Chanyeol.  No te dejaré sola.  Haré todo lo que pueda para ayudarte,  te lo prometo.

Asentí, pero no podía borrar la imagen de la mirada fría y despiadada del príncipe Jungkook.  La imagen de la cubeta de lodo que me esperaba,  la imagen de la celda oscura que me aguardaba.

—  Recuerda quién eres, Yangmi.  Eres fuerte.  Eres inteligente.  Y eres valiente.

—  Chanyeol… —  mi voz se quebró.

—  No te rindas.  Sé que puedes superar esto.

Chanyeol se alejó,  su figura se desvaneció en la oscuridad del pasillo.

Me quedé sola,  la sombra del rey sobre mí,  el miedo congelándome hasta los huesos.  Pero en el fondo de mi corazón,  una pequeña chispa de esperanza aún ardía.

—  No te rindas. 

ESCLAVOS ➳ ᴊᴜɴɢᴋᴏᴏᴋ  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora