Capítulo 3

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  Al día siguiente, nuestros horarios de clase empezaban con la clase de Transformaciones de la Profesora Mcgonagall. Nos sentamos juntos en el frente, mientras que detrás nuestro estaban los molestos Crabbe y Goyle. Pero aun así fue una clase tranquila. En el primer día, la profesora Mcgonagall nos pidió que hagamos un pergamino con información de las transformaciones. Y en la silenciosa clase, con la profesora transformada en un gato gris el cual estaba sentada en su escritorio, vigilandonos, el estruendo de las puertas al abrirse resono en toda la clase, llamando nuestra atención. 

  Que curioso, Harry Potter y Weasley recién habían llegado a la clase. 

-La compañía de baja categoría te hace ser de baja categoría- susurro Draco, riendo con burla. 

-¡Llegamo!- exclamó aliviado Weasley, mientras los dos se dirigen hacia los últimos asientos vacíos que estaba al frente de la clase- La cara que hubiera puesto la vieja si llegamos tarde- prosiguió. Por lo que me reí en silencio, lo que llamó la atención de Draco y me devolvió la sonrisa, solo que no me reía con las mismas intenciones que el lo hacia. 

  Y de repente, la gata gris se transformó en la profesora Mcgonagall, justo delante de ellos. Por lo que quedaron paralizados al verla. 

-¡Eso estuvo brillante!- exclamó asombrado Weasley. 

-Gracias por esa evaluación señor Weasley- respondió con una expresión seria- ¿Quizá sería más útil transformar a ambos en relojes de bolsillo?- prosiguió-  Así, quizá uno llegaría a tiempo- 

-Nos perdimos- respondió Harry.

-¿Entonces quizá en un mapa?- prosiguió la profesora Mcgonagall- ¿Necesitan uno para hallar sus sillas?-  finalizó la profesora y ante aquello, se escuchó una carcajada, una que solo yo pude escuchar por estar a su lado, Draco estaba divirtiéndose mucho con la escena. 

  Los dos estudiantes de Gryffindor tomaron sus asientos, y la clase prosiguió con tranquilidad. 



...



   Nuestra segunda clase fue en una parte cercana a la sala común de Slytherin, donde ya nos habían comentado de antemano que esta sala era la de pociones, clase que dictaba el maestro a cargo de la Casa de Slytherin; Severus Snape.

    Nos han comentado que este profesor era más estricto, y que sus clases eran las mejores de todo el castillo. Pero aun así, me sentía muy nerviosa. 

   Las mesas eran largas, por lo que Crabbe y Goyle se sentaron del lado izquierdo de Draco, mientras que yo estaba a su derecha. Ellos tres se encontraban conversando de algo que yo no estaba prestando atención, mientras observaba los utensilios puestos frente a nosotros que se encontraban ahí desde que tomamos asiento. 

  Y de repente, el estruendo de las puertas de entrada siendo bruscamente abiertas me sobresaltó, y miró al hombre que acababa de entrar, con nerviosismo.  Era un hombre no tan avejentado como la profesora Mcgonagall, pero que la edad avanzada se notaba en las facciones serias de su rostro, tenía el cabello largo hasta los hombros y una expresión neutra y analizadora.  

-No agitarán sus varitas a lo loco ni harán encantos tontos en clase. - comenzó a decir con brusquedad mientras avanzaba hacia el frente de la clase. Al llegar y darse vuelta para observarnos, prosiguió- No espero que muchos aprecien la ciencia sútil ni el arte exacto que es elaborar pociones. Sin embargo, a la minoría selecta- mientras decía aquello, sus ojos se posaron a mi izquierda, donde Draco se encontraba, y luego se posaron en mi. Aquello fue solo un segundo ya que luego la apartó, para observar al resto de la clase- que posea la predisposición - prosiguió- yo les puedo enseñar cómo hechizar la mente y entrampar los sentidos. Yo les puedo decir cómo embotellar la fama, elaborar la gloria y hasta detener la muerte- sus ojos nuevamente se posaron en mi izquierda, donde el chico rubio lo miraba con admiración- Por otra parte, quizá algunos de ustedes hayan venido a Hogwarts poseyendo habilidades tan formidables y tanta confianza en sí mismos que consideren innecesario prestar atención- comento lo ultimo con enojo. Mire hacia la mirada del profesor se encontraba, y me encontré a un Harry Potter escribiendo algo en su pergamino, sin darse cuenta de la mirada amenazante del profesor. 

   Hermione lo sacudió del brazo y lo hizo mirar hacia el frente, donde el profesor se encontraba mirándolo de brazos cruzados y con seriedad en su rostro. 

-Señor Potter- comenzó a decir el profesor Snape, mientras se acercaba a Harry- Nuestra nueva celebridad- prosiguió con sarcasmo- Dime ¿que obtendría si agrego raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?- demandó. 

-No lo se - comento con timidez. 

-¿No sabe? Bueno, volvamos a probar- respondió el profesor Snape- ¿donde buscaría si le pidiera un bezoar?- pregunto de nuevo, demandante. 

-No lo sé, señor- respondió Harry tímido ante la atenta mirada de toda la clase. 

-¿Y cuál es la diferencia entre acónito  y luparia?- insistió el profesor de nuevo, concentrado solo en Harry mientras la compañera a su lado levantaba la mano ansiosa por contestar la pregunta. 

-No lo sé, señor- respondió nuevamente Harry. Sus ojos conectaron con los míos, indescifrable el porqué seguía mirándome de vez en cuando, pero me comenzaba a acostumbrar a mirar unos ojos iguales a los míos. 

-Que lástima- prosiguió el profesor- Claramente, la fama no lo es todo...¿verdad, señor Potter?- la risa de los tres a mi lado resonaron en el salón, burlándose de la reciente humillación de Harry Potter. 

  Al finalizar la clase, me sentía más relajada. Me daba cuenta porque todos exclamaban que era una de las mejores clases de Hogwarts, pero sentía lástima al ver cómo se dirige hacia lo niños de las otras casas. 

-¿Viste? Sabía que el profesor Snape iba a poner en su lugar a Harry Potter- comenzó a decir Draco, con el coro de risas que le siguieron de Crabbe y Goyle. 

  Yo solo escuchaba y me quedaba en silencio. Estaba siempre a un lado de Draco por que era el único al que conocía, pero a veces era una molestia. Por lo que sin esperarlo, me marché del salón de clases. 

La Heredera 1 - Harry Potter Fan FicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora