(SIN EDITAR)
Brynja Eiríkrdóttir asume su puesto como reina de Alvheim luego de la muerte de su padre, la vida en su reino es tranquila y prospera, Alvheim siempre fue un lugar donde las personas eran fieles a su rey y no se presentaban mayores pro...
Hoy es uno de los días más tristes de mi vida, mi Liv, mi única y gran amiga Liv nos dejó para ir al Valhalla.
Estoy en mi habitación y una de las sirvientas me ayuda con mi ropa, debo prepararme para el funeral de Liv, cuando estoy lista salgo y me dirijo al muelle, todos los habitantes de Alvheim despiden hoy a Liv.
Me paro en frente del barco en donde está su cuerpo junto a sus más apreciadas pertenencias, lo soltamos y vemos cómo el agua se lo lleva, me giro y doy la señal para que los arqueros lancen sus flechas.
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- Que los dioses te reciban con gran celebración en el Valhalla mi querida Liv, te prometo que nos veremos de nuevo- digo susurrando viendo cómo el barco se sumerge en las llamas.
Cuando todas las personas se van del muelle yo me quedo ahí, me siento en el borde y dejó que mis pies de mojen con el agua que corre debajo. Liv estaba muy enferma hace un tiempo, a sus 48 años murio. Ella siempre creyó en mi, siempre me apoyo y fue mi amiga a pesar de todo, como la voy a extrañar.
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Flashback - Liv no puedo más con esto- le digo llorando en el suelo de mi habitación
- No digas eso Brynja tú eres una mujer muy fuerte, puedes con todo- dice dando suaves palmadas en mi espalda
- Esto es mucho para mí Liv, dime, cómo voy a vivir con esta maldición, viendo como todos a mi alrededor envejecen y mueren y yo sigo igual- le digo mirándola
- La vida es así, esto es una prueba, demuéstrale a los dioses que puedes con esto, se fuerte Brynja- dice abrazándome.
Fin flashback ______________________________________
Respecto a cómo iba mi vida hasta el momento, todo era normal. Acompañaba a Ragnar en sus viajes a las tierras de los cristianos junto a mis guerreros, teníamos mucha suerte.
A pesar de viajar seguido con Ragnar y su gente no volví a Kattegat, siempre era en mi reino donde nos reunimos.
Meses después de la muerte de Liv no he vuelto a viajar ya que Ragnar a terminado con sus expediciones por el momento así que Alvheim era un lugar tranquilo. Para ser sincera me siento horrible ahora, Liv era todo para mí, mi mejor amiga, mi consejera y hasta mi madre, lo era todo y ahora que no está intento encontrar sentido en mi vida.
Estaba sentada en mi trono mirando la daga en mis manos, la daga que Liv me regaló hace años, el gran salón estaba vacío cuando de repente entra uno de los guardias y se anuncia.
- Mi Reina hay alguien que desea verla- dice el guardia, me levanto de mi asiento y me dirijo donde está el
- Hazlo pasar- le digo, este se retira y veo entrar por la puerta a la persona que me visita
- Rey Ragnar a qué se debe su visita- le digo sonriendo
- Venía a ver cómo estaba y a hacerle una invitación- dice Ragnar sonriente. Le hago una señal para que nos sentemos en la mesa del medio y pido a los sirvientes que sirvan comida y bebida a nuestro visitante
- Te escucho- le digo bebiendo de mi copa y mirándolo atenta a lo que tiene que decir
- Venía a invitarte al matrimonio de uno de mis hijos- dice comiendo y mirándome
- Quien se casa?- le digo curiosa
- Ubbe se casará pronto- dice sonriendo- Le comenté de ti el otro día y dijo que le gustaría verte en su boda
- Vaya gracias, por supuesto que iré cuando es?- le pregunto a Ragnar
- En una semana-
- Está bien, te parece si nos vamos mañana, así podré pasar un tiempo en Kattegat hace años no voy- le digo
- Por mi está bien- dice terminando la cerveza que tenía en la mano, una de las sirvientas le sirve nuevamente y le digo que puede retirarse.
- Pude notar cuando llegue que hay mucha más gente en tu reino, eso es algo bueno- dice asiento un gesto con su cabeza en dirección a la puerta, afuera del salón estaban los habitantes de Alvheim trabajando y paseando
- Así es, muchas de las familias han crecido en estos últimos años- le digo y apoyo mi brazo izquierdo en la silla para poder hablar de frente con el
- También llamó mi atención lo bien conservada que estás, luces igual de joven- dice mirando atento
- Gracias, supongo que el tiempo me trata bien- le respondo y este suelta una pequeña risa.
El resto de la tarde nos quedamos hablando y bebiendo, el me cuenta orgulloso de lo mucho que ha crecido Kattegat en mi ausencia.
