Parte 1 ÉL

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Todo el mundo piensa que se debe empezar contando lo  típico: era un día de verano, cálido, estaba toda despeinada y...

Espera, espera, este no es el comienzo de mi historia. La mía fue mucho más dramática, mucho más intensa. Un comienzo de una historia que os quiero contar... la historia que me cambió completamente la vida, y que gracias a todo lo anterior, hoy estoy aquí, en el momento más importante prácticamente de mi existencia. Tal vez ahora no lo entendáis, pero todo lo que digo cobrará sentido. 

Voy al comienzo de todo.

Salgo de casa de mi mejor amiga, Berta. 

Hemos pasado prácticamente toda la infancia juntas. Ella me ha acompañado en todos esos momentos que cualquier persona desearía recordar, vivir, experimentar... una vez me emborraché tanto que entró a mi casa conmigo, me quitó los zapatos y me metió en la cama. No recuerdo muy bien el momento, pero se pasó prácticamente toda la noche conmigo. Al despertar, había una pastilla y un baso de agua en la mesita de noche. Siempre lo recuerdo cada vez que discutimos por alguna tontería, como perdernos en las fiestas y no encontrarnos después de varias horas. Siempre se me acaba pasando, porque al fin y al cabo ella está cuando no puedo sostenerme ni por mi misma.

 Una vez fuera, saco el móvil para decirle que se me ha olvidado el cuaderno de ciencias, no tengo ganas de subir, así que mejor que me lo lleve a clase y allí me lo da.

Camino unos segundos más con el móvil en las manos y la mirada fija en la pantalla, bajo la acera sin darme cuenta antes de que debo mirar hacia los lados y cuando levanto la mirada, una moto negra ha frenado de golpe frente a mi, perdiendo el control de todo y volcando hacia al lado. 

La persona que va montada encima se levanta torpemente, la caída no ha sido muy fuerte ya que había parado antes de perder el equilibrio. Le miro exasperada, no puedo creerme que haya  causado semejante accidente por ir con el móvil en la mano, y lo más importante, podría haber sido peor y ser yo la que hubiera acabado aplastada por algún coche, o incluso muerta.

-¿Estás bien?, ha sido culpa mía, estaba despistada mirando el móvil y...- se quita el casco sin ninguna dificultad, me mira y algo en mi se descuadra. 

Es un chico alto, medirá metro ochenta,  comparado conmigo es alto, ya que yo  mido uno cincuenta y seis, se podría decir que soy bajita de más. Tiene un pearcing en el labio, los cuales tienen un tono rosa claro que llama la atención. Su pelo es castaño claro, más bien rubio, corto por los lados con un pequeño tupé demasiado bien peinado hacia arriba. Tiene unos ojos castaños verdosos, la verdad que son demasiado cautivadores. Lleva una chaqueta azul oscuro casi negra. Unos vaqueros grises pitillo que le marcan los músculos de las piernas.  Me mira de arriba abajo, pudiendo ver como una pequeña sonrisa torcida aparece en su rostro. Este tiene pinta de ser un chulo. 

-¿Te ríes?, podrías haberme matado- lo intento decir con toda la  calma del mundo, ya que ha sido culpa mía.

-Te recuerdo que eras tú la que iba con el móvil en la mano, y encima no ibas por un paso de cebra.- contesta con el casco en la mano y peinando con la otra su "perfecto" tupé. Touché.

Tiene toda la razón, por lo cual me quedo bloqueada. No sé qué contestar después del semejante espectáculo que he montado ahí por contestar un simple mensaje, que imprudente.

-No te preocupes- me mira, deja el casco en el suelo y de una movida levanta la moto.- no voy a hacer movidas con polis ni jueces, tranquila.- se ríe y se muerde el labio. Siento una punzadita dentro de mi, me hace gracia que lo diga así, y la mordida de labio la verdad que tiene efecto también. 

sin tituloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora