thirty-one;

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Unas horas antes...






Tras haber tenido esa llamada inesperada con Riley, algo en mí había cambiado. Es decir, no me refiero a algo sentimental. O tal vez sí. Pero con respecto a Josie.

Esa rubia me había llamado la atención en cuanto entramos el primer día al salón de clases. Todos estaban en silencio de los nervios, incluyéndome. Pero ella no. Ella podía entablar una conversacion con quien fuera. Hasta con una planta si ella así lo quería.

Tal vez, sus ojos tenían un color muy normal. Y su cabello la hacían ver como la típica chica mala de las historias. No, no es mala, si es lo que creen. Ella se acoplaba a todas las cosas que existían. Si ella quería meterse a teatro, iba a ser la mejor actriz. Si ella se metía a baloncesto, dejaría a todos con la boca abierta. Y si ella quería convertirse en porrista, sacaría rutinas de la manga. Había algo en ella que me hacía querer acercarme más y más.

Sin embargo, al convertirme en su novio, todas esas cosas sobre ella, se rompieron. Y me dejaron a la vista a una Josie sencilla y semejante a cualquier persona. Ahora para mí era una chica muy aburrida por más malo que suene eso. Iba de compras cada fin de semana, sus amigas y ella estaban al tanto de la vida de los demás, y la pedicura predominaba más en su vida que un libro. Y no niego que ella es buena para cualquier cosa, pero no es aquí donde saco la típica frase de: "no es mi tipo".

Yo busco más allá que una chica a la que le importa estar hermosa las veinticuatro horas del día.

No se me olvida aquellas tres veces en las que intentó culparme de estar obsesionado con Riley. Ella requiere atención. Demasiada. Y no entiendo porque, si ella dispone a casi la mitad del alumnado con los ojos sobre ella.

—¿Irás con Josie? —asiento—. La acabo de ver en el aula siete. Creo que ensayará para una obra de teatro —resoplo.

Nunca antes había hecho esto. Terminar con una chica. Normalmente siempre lo hacían ellas, o yo dejaba que lo hicieran porque sé lo horrible que se siente que te terminen.

—Te veo ahorita en unos quince minutos
—mi amigo afirma con la cabeza y tomamos diferentes caminos.

En lo que me encamino hacia el aula que dijo Ethan, voy ensayando mis posibles diálogos al estar cara a cara con Josie.

—"Mira Josie, verás, no eres mi tipo". No, eso suena muy cruel —doy vuelta en una esquina—. "Josie... —hago una
pausa—, las saladitas son horneadas". Rayos, eso tampoco.

A la izquierda del corredor veo la vitrina donde están los trofeos. Y en el vidrio veo mi reflejo, así que me quedo de pie por un momento viéndome.

—"Josie, no eres tú, soy yo" —aprieto los ojos—. No pensé que esto fuera tan difícil —murmuro.

—Ni yo tampoco.

Me quedo de piedra. Esto es mucho peor de lo que yo tenía pensado. Trágame Tierra y escúpeme en el Ecuador. O donde tú quieras.

—Josie —suelto una risa nerviosa, rascándome la nuca—. No sabía que estabas aquí.

—Sabes muy bien que los viernes tengo ensayos —camina hasta acercarse a mí y estar a medio metro de distancia.

—Mira Josie, yo...

—Está bien Shawn —me interrumpe—. Sé lo que pretendes hacer. Y está bien. Si esa es tu decisión la voy a respetar.

Me le quedo viendo con la sorpresa y la esperanza de que esto no se trate de una broma.

—Vamos a tomarnos un tiempo —afirma ella.

«Vamos Shawn, porqué no dices nada».

—Pero, quisiera saber porqué —su tono de voz no suena amenazante. Al contrario, tiene un toque de dulzura y tranquilidad.

—En realidad, creo que nos faltó un poco más de tiempo para conocernos —la miro a los ojos—. Aún no me siento con la comodidad de ser tu novio. Y quiero serlo pero cuando esté un poco más seguro —ella mira el suelo afirmando.

—Creo que tienes razón —se queda callado y después de un rato, ríe—. Esta ha sido mi relación más corta —por primera vez, yo río también.

—La mía fue de dos horas —ella me mira incrédula, alzando una ceja—. En serio. Fue una apuesta y yo ni siquiera lo sabía —el recuerdo ya no me hace ponerme triste, sino que me hace reír como ahora.

Al darme cuenta de que ambos estamos riendo, me hubiera gustado pasar tiempo con ella riéndonos así como ahora. Pero no creo retractarme ahora. Sé que si lo hiciera, nada iba a cambiar, y que las risas fueran lo último que hiciéramos ella y yo como pareja. Creo que a veces es mejor ser amigos que novios.

Nos quedamos callados, mirando a cualquier lado, y ella rompe el silencio.

—¿Es por Riley? —suelta sin más.

Alzo la mirada hasta ella en cuestión de microsegundos. Ella me interroga con la mirada, pero yo sé exactamente la respuesta.

—No, por supuesto que no —niego hasta con la cabeza.

—Podría asegurar que es por ella.

—¿Por qué lo dices?

—Bueno, cuando fuimos... novios, hablabas mucho con ella y de ella. Incluso mis amigas se molestaban porque creían lo mismo que yo —se encoge de hombros.

—Eso tiene una explicación.

Josie está dispuesta a escucharme. Por eso es que nos sentamos a un lado del corredor, cerca de la vitrina de trofeos.

—Quisiera escucharla.

—Fácil. Jamás había tenido una amiga mujer como Riley. Creo que eso para mí es nuevo y por eso que actúo como actuó
—digo.

—Si no mal recuerdo habías dicho que Riley era sólo una chica que te prestaba su cargador —frunce el entrecejo.

—Sí, y se está convirtiendo en mi mejor amiga —aseguro—. Nadie me había ayudado a estudiar alguna materia que tuviera en peligro o que viera alguna película conmigo sin estar juntos.

—Creo que te ayudó a estudiar porque la maestra se lo pidió —sonrío.

—¿Y crees que eso fue cierto? —la miro con picardía. Ella entiende después de segundos y me golpea el brazo.

—¿Y por qué le dijiste eso?

—¡Auch! —me sobo el brazo—. Porque sé que le molesta mi presencia, así que quería molestarla.

Hace una mueca, negando con su cabeza.

—Eres un lío Shawn —río. Ella me imita.

—¿Y estarías dispuesto a iniciar una relación con ella? —me pienso un rato la respuesta, mirando al frente donde está el periódico mural.

—Creo que no. Por ahora quiero estar soltero, y no enamorado. No quiero empezar alguna relación y terminarla después de unas semanas sólo porque no estaba seguro de todo.

Nos quedamos en silencio por segunda vez. Luego ella se pone de pie y me tiende una mano para ayudarme a levantarme también.

—Bueno Shawn, fue un gusto haber tenido una relación contigo —su comentario me hace sonreír. Sin soltar mi mano, hace un leve saludo.

—Igual lo digo señorita Josie —ella sonríe igual que yo. Nos soltamos de las manos.

—No quisiera que nos dejemos de hablar después de esto. Podemos ser amigos, ¿no?

—Por supuesto —afirmo—. Y ahora ya puedes irte a tu ensayo.

—Y tú a comer con Riley y Libby.

Antes de que pueda pregúntale que cómo sabe eso, ella ya se ha metido en el aula siete, dejándome a mi con la duda. Sin embrago, me encamino hacia la salida donde encuentro a mi amigo recargado en su auto color rojo. Al verme, guarda su celular que tenía en uso.

—¿Todo bien hermano?

—Sí —digo sin más—. En el camino te cuento.

Ambos nos trepamos al auto y vamos en camino a Pizza Loca.

Riley, ¿me prestas tu cargador?; s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora