Dos muertos, un asesino suelto

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Agente de policía Roberto
Siempre me pregunté, como había tipos de animales tan salvajes como el ser humano.
Tanta violencia en el mundo que si nos parásemos a pensar, por cada persona que muere asesinada al año, tendríamos un océano de seres inertes, con venas deshilachadas y piel humedecida bajo el mar.
Esa noche, ninguno de nosotros pudimos hacer nada por solucionar aquel trágico suceso, poco después de la llamada mandamos a un grupo de compañeros, nunca perdí la esperanza de que cuando llegaran mis compañeros,todavía seguirían vivos estos inocentes necesitados.
Esperé en la oficina con el teléfono en la mano esperando una llamada de respuesta final a mis dudas, ¿Habrían podido aguantar realmente?.
Lentos pasaban los minutos de desesperación, la cabeza me daba vueltas, justo el día que me había tenido que quedar de guardia, sucede un fenómeno como este, que marcarán la vida de muchos familiares y amigos si resultaran muertos.
Al cabo de unos diez minutos, el sonido del teléfono chirrió en mis oídos como uñas en pizarra, como tenedor en un plato, como gritos desconsolados.
-Agente Roberto al habla , cuénteme lo que estás viendo en cada segundo, analiza la zona, y asegúrese de que el acosador no está por la zona.
- No hay rastro de esta persona, pero, lamento decir que Bárbara y Alejandro, estaban muertos en el salón , acabo de encontrar sus carnets de identidad, parece que el asesino de estas dos personas no quería robar nada, en apariencia no parece un robo, solo quería deshacerse de Bárbara y su pareja

Noté como se me humedecían los ojos pero aguanté delante de Lisa, no quería que me abrazara, como suelen hacer todos cuando te sientes mal, o mis lágrimas se desbocarían como un río descarrilado.

Miro de reojo hacia mi izquierda y se me refleja el precioso rostro de mi compañera, esperando una posible respuesta.
Transcurren unos segundos, el tiempo parece ir más lento desde esta llamada, hasta que Lisa se atreve a preguntar , que ha pasado, como ha terminado esta historia con un previo final.
- Han muerto, el asesino no estaba allí cuando han llegado.- me aproximé a decirle.
-Otra misión fallida... , más muertos, hay veces que me replanteo si me pertenece este trabajo, estoy harta de buscar soluciones y nunca encontrarlas, llevo cerca de dos años buscando el cuerpo de Jack, cada día pierdo más la esperanza , y sé realmente que nunca le encontraré, está muerto, y ahora dos personas más lo están , como inocentes pececillos antes de ser capturados.- Se limitó a decir Lisa.

Realmente me entristecieron sus palabras, lo único que se me pudo venir a la mente fue.
- ¿Quieres ir a cenar a la pizzería de al lado?
- Sí, bueno no deberíamos pero ya no le podemos hacer nada, ya todo se ha acabado, nos servirá para despejarnos unos treinta minutos.

Terminamos el turno , recogí mi despacho, miles de papeles albergaban mi mesa de trabajo, nunca fui lo suficiente ordenado, pero, ese día no puse pega en recoger todo lo que tenía .
Mientras ordenaba todos los papeluchos, en la radio, sonaba mi canción favorita, un tanto triste por que no estaba de humor para cantarla .
Miré al suelo, algo me llamó la atención, mis retinas se dirigieron hacia un papel a medio abrir descansando en el suelo.
Había media hoja escrita, no era mi letra la que protagonizaba ese escrito.

Un temblor me recorrió todo el cuerpo, eso que había visto me decía que algo no iba bien, el vello , de punta, llamé a Lisa con una voz temblorosa, se me paralizó el corazón por unos segundos.
''Encuéntrame si puedes'' ,
Firmado el protagonista de este perfecto desastre.

Miré la parte de atrás del papel, había una mancha roja intensa, sangre fría.
Lisa, parecía tan asustada como mi propio ser,decepcionada y traumatizada.
Mi primera reacción fue sacar mi pistola y apuntarle, dos segundos después recapacité, y le comenté que viniese detrás mía.
- Hay dos normas, no hagas ruido, mantente alerta cada segundo que pase, y lo más importante, no te separes de mí o la siguiente en morir puedes ser tú.
Nos dirigimos por toda la oficina, comprobando si estábamos solos.
Nadie, pero la puerta de el almacén estaba abierta, estaba claro que Lisa no pudo haber sido la que dejó esta misteriosa notita que nos llevaría a a través de miles de respuestas, ¿Quién será el culpable?, ¿Cómo se ha podido colar en la oficina sin ser visto?, Quizá la sonrisa de Lisa me tenía lo suficientemente hipnotizado.
Tenemos una pista más, y debemos de anunciar a todo el pueblo que hay un asesino suelto,ahora tenemos que avisar a las oficinas de información para que lo transmitan,yo mientras pasaré un escrito por Facebook, Lisa, prométeme que me harás el favor de tener cuidado cuando salgas a la calle sola en estos días, por favor .
- Nunca salgo , sólo para el trabajo, ya sabes, tengo ventajas por que vengo en bus y casi seguro que no me podrá hacer nada, nada podrá derrotar a la heroína Lisa.- Dijo con un tono bastante sarcástico y sexy.

Me encantaba que en momentos así de serios pudiese sacarme una sonrisa, pero a veces mi mente confundía un momento serio con una broma, cosa que podía ser mejor para mi moral, pero , si bajaba la guardia, dejaba un margen en blanco para que el asesino actuara sin rencor.

Finalmente, me decidí a coger la nota en donde la había dejado, y me la metí en el bolsillo, invitando con un gesto de sencillez a Lisa a ir a cenar dando un ligero y rápido paseo por esa oscura noche de invierno, una noche trágica y malévola, que se ceñía de luz cuando Lisa pestañeaba, sonreía o se asustaba.
Finalmente cogí la llave y me aseguré de cerrar bien la puerta, dejando atrás mis miedos durante esa parte de la noche, protegiéndome una vez más con el escudo de la amistad, que en más de una vez, me había hecho llorar de alegría.
Iniciamos nuestra quedada inmediatamente planeada.

En adopciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora