La primera llamada al 911 (introducción)

33 5 5
                                    

Agente de policía Roberto Fernández

Aquella noche oscura y temerosa , en la cual lágrimas de ángeles perdidos empapaban las ventanas de nuestra limpia e impecable oficina , los truenos nos regalaban estruendos ensordecedores, apenas podía escuchar la música de fondo blanquecinos auriculares cuyo cable se me enredaba en las yemas de los dedos como serpientes atrapando a su más peligrosa presa.
Aquella noche... sí , aquella noche, un 7 de diciembre que me paralizaba las manos ante el gélido invierno, recibí una llamada de emergencia que me dejó sin sueño, en cuestión de segundos el miedo corría por mis venas como liebres escapando de un viejo cazador que pasaba por el bosque en una soleada mañana de domingo.
En ese instante, estaba sentado tomándome un café en la frondosa silla de mi despacho hablando con la agente Lisa.
-¿Qué piensas hacer estas navidades?; Ya teníamos bastante confianza para compartir nuestros pensamientos, nos conocemos desde hace , tres años, llegamos a la misma vez a este oficio, y aquí nos quedamos, suerte que ella vive en la calle enfrente de mi casa, aún así nunca habíamos coincidido antes.
- Supongo que me quedaré sola en casa, tomando un chocolate calentito viendo como todos están con sus parejas o familias.

Lisa , era una mujer muy joven, en el pueblo habían muchos rumores inciertos sobre ella, cualquiera que le conociese sabía que solo eran leyendas chinas .
Su recientemente marido murió en un accidente mientras pescaba, a dos semanas después de la boda.
La infinita vida de Lisa , quedó arruinada cuando escuchó la noticia, miles de planes juntos les deparaba en el futuro , los días de lluvia bajo un techo forzando un escudo impermeable, risas y susurros pasados se los llevaba el viento como alma que se lleva el diablo.
En la cabeza de Lisa aún rondaban pensamientos de culpabilidad al saber que ya habían pasado tres años desde la desaparición de su marido y todavía no se había encontrado su cuerpo inerte en las profundidades del océano , por tanto la imagen de Jack , que así es como se llamaba, se le repetía saliendo de su mugrienta tumba , camino hacia la más profunda y cegadora luz del reino de los cielos.
Nadie le pudo ayudar en sus momentos más complicados,se encontraba sola ante esa desgracia que le propuso la vida, su familia vivía lejos de aquí , ella quedó totalmente sola en este mundo lleno de monstruos de sombra humana.

- Me estás obligando a que te invite a venir a mi casa, me gusta el plan- Me atreví a decir con cautela antes de poder dañar alguno de sus cinco sentidos.
- Roberto, de verdad sabes que no pasa nada, ya llevo varios años pasando sola este día del año , te lo agradezco muchísimo .
- No pienso dejar a una de mis mejores amigas tiradas, te invito a cenar.

Lisa , al escuchar estas palabras, sacó a pasear su linda sonrisa, perlas en la boca le relucían como oro en paño, dientes alineados y con pocos desperfectos, mi mirada no podía identificar ningún fallo en ella.
Acabó aceptando mi invitación .

A los pocos minutos nos llamó la atención el temible sonido del teléfono de emergencias, estaba muy tranquilo hasta que me dirigí hacia él y descolgué la llamada dejando un silencio entre mis palabras y el otro lado de la llamada.
Pasaron segundos hasta que la conexión fue estable.
Me sorprendió una voz aguda, parecía una mujer desesperada, me pedía ayuda con todas sus fuerzas.
- Hola, soy Bárbara Jones, ayúdenme, un hombre está intentando entrar en mi casa, creo que lleva un arma, estoy encerrada con mi marido en la habitación mas pequeña que tengo, mande una patrulla, he puesto un mueble en la puerta para que no pueda entrar, ya que estaba forzando la cerradura, está aporreando la puerta fuertemente, no tenemos arma ni con que defendernos, estoy embarazada , no puedo correr se me están debilitando las piernas, mi marido ha cerrado la puerta con llave de la habitación aún así no creo que nos quede mucho de vida si no mandáis a una patrulla rápido
- Bárbara, siéntese y mantenga la calma, necesito que cojas algo con que defenderte, intenta que tu marido se relaje también, solo necesito un último dato y mandaré a una patrulla enseguida, ¿dónde vives?, dígame su dirección- Contesté lo más rápido posible antes de que perdiese los nervios.
-Vivo en calle Méndez número 8 , venid, rápido... Ha entrado, ha entrado , Dios mío...Ayúdenos...
Se cortó la conexión, esas fueron las últimas palabras que escuché en aquella tenebrosa e inhumana llamada.

En adopciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora