Tres.

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Una tarde de capacitación juntos, cariño.
Estaba feliz porque podría pasar todo el día contigo, podríamos ir a comer y a caminar, sin importarnos nada más; tú sabías que a mi ya no me importaba nada, más que tú.
Fuimos a un lugar muy bonito de la ciudad, y he de confesar que ahora, y no por ti, es uno de mis lugares favoritos. La arquitectura de nuestra ciudad es increíble, los edificios son altos y estilizados, con infinidad de despachos y ejecutivos dentro. No pensaba en otra cosa que no fueras tú, podría haber pasado algo malo ese día, cualquier cosa y, sin embargo, yo habría sido la persona más feliz, por estar contigo.

¿Recuerdas lo que ocurrió ese día?, probablemente no, no fue nada extraordinario para ti, pero para mí lo fue todo, la primera vez que me tomaste de la mano, y me guiaste a todas partes, caminábamos juntos como la vida se tratara de eso, de disfrutar del clima y la vista, pero no.

La parte más bonita de ese día fue cuando regresamos a casa; el tren estaba lleno de personas que salían de trabajar y sólo había un asiento, me lo ofreciste. Estaba cansada y mis ojos comenzaban a sentirse pesados, tú no lo sabías, pero no había dormido bien desde hace días; no te culpo por no saber, cielo. Tiempo después te conté:
-Mi papá ha estado engañando a mi mamá desde hace casi un año.
-¿Que tu mamá no le cumplía?.- Dijiste en todo de burla.

Yo te justifiqué, "Quiere hacerme reír", pensé; aunque en el fondo sabía que no era así. Olvidaste todo lo que te conté, porque después, cuando éramos novios, dijiste:
-Nunca supe qué pasó con tus papás.
-Te lo conté, y lo olvidaste.- Dije, algo triste.
-Ay, claro que no, dramática. Ya dime.
Y te conté, algo que me dolía volver a mencionar, pero te agradezco, eso terminó de liberarme del peso que llevaba

Estando sentada en el tren, cerré mis ojos y sentí una mirada interrumpiendo mi serenidad, alcé la vista y me encontré con tus ojos viéndome, jamás había visto tanta ternura en tus ojos, y eso hasta tú lo sabías, nadie te había tratado como yo. Nadie se había preocupado tanto por ti, ni había hecho tantas cosas por verte feliz.

Te sonreí, porque era inevitable no sonreír al ver tus ojos, y tú te acercaste a darme un beso en la frente, yo sentí mariposas en mi estómago y me reí nerviosa.
Esa noche me sumergí en la felicidad que me provocaste, dormí tranquila y llena de ilusiones.

Hoy camino por la alameda por la que caminamos aquel día caluroso, tomados de la mano, llevo mi cámara y no puedo creer el gran progreso de mis fotos. Veo una pareja abrazándose y capturo el momento... en otra época habría pensado que esos hubiéramos sido nosotros, si las cosas hubieran salido como quería, hoy ya no. Hoy, estando sola con mi cámara, sonrío.

Gracias por esos momentos que jamás se irán de mi, o quizás sí, con el tiempo.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2018 ⏰

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