Me encanta verte dormir, verte a mi lado y pensar lo afortunado que soy por tenerte, veo hacia un lado en tu mesita de noche y veo que son las 3:15. A esta hora siempre te levantas para ir al baño, y para no despertarte, me escondo silenciosamente debajo de las mantas, logrando sentir tu calor.
Escucho como te revuelcas en la cama y después escucho tus pasos dirigiéndose hacia el baño. Dejo escapar una muy leve risa; siempre tan puntual.
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No me gustan los fines de semana, porque en esos dos horribles días no puedo ver tu cara, ni oír tu dulce voz.
Odio mi casa, odio escuchar las voces de mis padres afuera peleándose, o escuchar como mi padre inicia a beber maltratando a mi madre. Por eso la única salida eres tú kookie, me haces olvidar todo el mundo que esta a mi alrededor centrandome solo en ti.
Me pregunto que pensarias si supieras lo tanto que sufro solo para poder verte de nuevo al siguiente día.
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Hoy salimos a comer en el centro comercial después de clases. Nos estamos dirigiendo hacia tu cafetería favorita, son casi dos años desde que vamos al centro comercial solo para charlar aqui. Pero con el tiempo, este lugar se ha llenado de tantos recuerdos.
Pides una malteada de chocolate y yo un café, se que amas las cosas dulces, por eso verte siempre comer cada vez que venimos aquí, me crea escalofríos.
Tuviste un mal día, lo puedo ver en tu cara, tus padres te han molestado por no estudiar tanto? O acaso dicen que tus notas han bajado? Sea cual sea la respuesta haces un tierno puchero con tus labios y revuelves un poco la malteada.
Podrías parar un momento de ser tan tierno?
