Mamá, no quiero decírtelo pero a diario recibo comentarios de mal gusto a cerca de mi cuerpo y varios niños me han llegado a manosear, pero sé que si te digo será mi culpa, como siempre. Por montarme en su espalda, por abrazarlos, por tratarlos como hermanos y a algunos como novios.
Ya sé.
Es mi culpa.