Esposados [Omegaverse]

2

El par de días de espera había pasado rápido entre los últimos preparativos de la ceremonia y la elección de sus trajes de gala. Aunque la boda no era para nada exigente ya que se pensaba hacer más como una gran reunión familiar; si bien se celebraría en el hotel EMPIRE que pertenecía a la familia de Rei y era considerado el más costoso del país por su atractiva arquitectura, buena administración y excelente atención al cliente, no lo harían tan llamativo para evitar que Enji Todoroki se enterara de la unión de su hijo con alguien que no pertenecía a su misma clase social, si Todoroki no le hubiera mentido diciendo que solo iría a ver a su madre probablemente ya se tendría al furioso pelirrojo armando todo un complot para impedir la boda.

Ni Todoroki ni Bakugō habían coincidido en los pequeños ensayos de la boda, debido a que sus madres temiendo que cualquiera de los dos pudiera echarse para atrás los mantuvieron uno al margen del otro.

La noche antes del gran día había sido difícil tanto para Shōto como para Katsuki que varias veces pensaron en escapar y olvidarse de todo.

Las llamadas de Katsuki recibía de su ex a todas horas intentando comunicarse con él, mandando mensajes pidiendo verse para explicarle todo, no hacían más que ocasionarle inseguridad sobre la decisión que ha había tomado. La vez que fue a ver a Tomura al bar para encargarle un pedido y cuando se lo encontró a la salida e intentó retenerlo, le hizo querer por un segundo escucharlo y que le demostrara que todo era mentira, pero antes de volver a caer en esa mirada turquesa, Kirishima lo alejó y se lo llevo rápido de ahí.

Cuando su amigo pelirrojo aparcó afuera de su casa no pudo soportar más y las lágrimas empezaron a desbordarse por si solas, lloró abrazando al pelirrojo, odiándose por querer creer en él aún cuando sabía que mentía, odiándose por sentir cosquillas en el estómago cuando lo miraba, odiándose por criticarse así mismo mismo. Sabiendo que cuando se pierde el amor se pierde la confianza en si mismo.

Y no todo terminó ahí, al siguiente día fue a buscarlo a su casa gritando desde la calle que le abriera, aunque esta vez no pudo ni si quiera cuestionarse si hacerlo o no ya que Mitsuki salió a botarlo a golpes y persiguiéndolo hasta que estaba segura que no regresaría.

Su madre lo había llevado esa tarde a probarse el esmoquin que usaría. Aunque Mitsuki le preguntó si estaba conforme con todo los preparativos o si quería que cambiará algo, intentando más que todo distraerlo y que dejara de pensar en el maldito tipo que tanto daño le había hecho, mas solo respondía con monosilabos sin darle mucha importancia ya que su mente estaba hecha un lio.

Su esmoquin era de dos piezas color vino, con la chaqueta de dos botones, la solapa negra al igual que el corbatín, bolsillos con solapa, en fin, estilo clásico. Su madre lo halagó diciendo que había sacado su belleza y debía de agradecerle, sin embargo el no tenía ánimos ni de refutarle o llamarla por uno de sus tantos apodos, tampoco le dio un golpe a Koda cuando este le grito que se veía horrible, en otras circunstancias le hubiera dando un zape diciéndole que era adoptado solo para molestarlo.

Pero él solo quería estar solo.

El día antes de que su vida cambiara por completo, se había estado cuestionando si hacerlo en verdad o su ex no era lo suficiente para que se atreviera a desposarse. Sus padres habían ido esa noche a darle las buenas noches, no lo hacían desde que el mismo Bakugō les grito que ya no era un crío, pero aunque quiso fingir desprecio por el beso en la frente que le habían dado, no pudo, ya que las palabras de su madre diciendo que probablemente sería la última vez que podrían hacer eso por que efectivamente él ya había crecido y se iba de casa, le hizo sentir un pequeño dolor en su pecho.

Todo resultaba tan irreal, tan poco creíble, como si saliera de una novela de esas que su madre veía. Su relación se había acabado hace aproximadamente un mes y antes de eso no pensaba en si quiera escuchar lo que decía su madre o sus amenazas diciendo que tenía un mejor partido, pero después que paso todo, sintió que no seria capaz de volverse a enamorar nunca más, por que no era masoquista, no quería volver a sufrir, lo pensó mucho, y que mejor que casarte con alguien que no te guste ni tu le gustes, no habría sentimientos de por medio, no habría nada que los uniera mas que un anillo en el dedo anular, y con ese pensamiento se convenció de que nada cambiaría.