Había sido un día agotador, desde notificaciones de la empresa que manejaba en el extranjero, las llamadas exaltadas de su padre, la insistencia de su madre para elegir el traje de su futura boda arreglada, hasta los mensajes desesperados que le mandaba ella pidiéndole que la escuche. Pero a pesar de todo ahí estaba, sentado en esa cafetería donde solo la gente pudiente podía darse el lujo de beber un taza de café en tranquilidad escuchando una suave melodía de fondo y que no resultaba para nada molesto a pesar que prefería el silencio total.
Intentaba disfrutar de la paz del lugar, recostado en esa silla con un cómodo forro de cuero negro, mientras mantenía los ojos cerrados con la cabeza ligeramente hechada para atrás y sus manos posados en la mesa de caoba. No hacia más de dos días que había regresado a Japón y no había podido dejar de pensar en todas las amarguras que vivió antes de regresar a su país natal, si bien el tema del compromiso que le solía hablar su madre frecuentemente recordándole que tenía una promesa que cumplir no era para nada de su agrado ya que ¿A quién le gustaría ser casado a la fuerza? pero ese pensamiento se esfumó en el mismo instante en que se enteró de toda la verdad, ahora que más daba si se casaba o no, por una promesa o una propuesta, si le gustaría o no su futura pareja, ya no le importaba en lo más mínimo, se había enamorado y todo había resultado ser un engaño, ahora que no tenía a nadie a quien amar o proteger, un matrimonio por acuerdo no estaría mal, de todas formas parecía ser lo único que le esperaba por que no hubiera sido diferente si se hubiera quedado en los Estados Unidos con ella, sabiendo que todo lo que habían tenido era una completa farsa.
En ese lugar es donde su madre lo había enviado, abrió los ojos acomodándose en su asiento correctamente y levantó su muñeca para ver la hora, ya habían pasado diez minutos de la hora en la que se había acordado y él estaba ahí sentado hace veinte minutos ya que acostumbraba a llegar antes de la hora prevista. Acomodo sus codos sobre la mesa y tomó un poco de su bebida que ahora estaba fría aunque seguía siendo de su gusto, descafeinado y sin azúcar.
Algo que le molestaba mucho era esperar y más cuando lo único que quería era ir a su apartamento y descansar un poco de su agotador viaje.
Cuando volvió a ver su reloj de mano por tercera vez decidido a que si el susodicho no llegaba en cinco minutos como máximo, se esfumaría de ahí para escapar a otro país lejos de las obligaciones que le correspondían como único hijo varón.
Y justo antes de que terminara su bebida y se levantara para retirarse, un muchacho de cabellos rubios, mirada carmesí y ceño fruncido tomó asiento a su frente. Estaba con la respiración agitada y quitándose el morral que traía para ponerlo al costado de su asiento.
—Buenas tardes ¿Bakugō Katsuki? –su madre le había dado una rápida descripción del muchacho sin embargo preguntó por las dudas.
—¿Quién más? –respondió el rubio resoplando y tirándose contra el respaldar de la silla mientras regulaba su respiración, si no se huviera olvidado de que tenia que encontrarse en el tipo no estaría así de agotado por haber corrido, una vez que lo consiguió le volvió a prestar atención al chico mitad albino y mitas pelirojo que se encontraba a su frente el cual le miraba con obvia molestia y dedujo que se debía a su tardanza y la forma al responder– disculpa, tuve unos inconvenientes y se me hizo tarde.
¿Era la primera vez que se disculpaba por una tardanza? Sí, normalmente llegaba tarde a cualquier lugar y ni se le pasaba por la cabeza excusarse.
Pero su madre le había dejado en claro que se tenía que portar de manera educada o en la casa las pagaría, y no es que como si le tuviera miedo o respeto para obedecerle era solo que le apetecía intentar ser amable por primera vez, el que estaba a su al frente sería su futuro esposo si todo salía bien, aunque conociendo a su madre, así las cosas salieran mal buscaría la manera de obligarlo hacer lo que dice.
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Esposados [Omegaverse]
FanficMitsuki y Rei son mejores amigas desde que eran niñas y juntas se encargarán de cumplir uno de sus mayores sueños, unir a sus hijos para convertirse por fin en una familia. Pero tanto Shōto Todoroki como Katsuki Bakugō, no podrán olvidar a su primer...