Capítulo 10

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Me sorprendí tremendamente, pero lo entendí todo. Alex estaba siendo inducido. Inmediatamente, tuve que apartar a la puta de mi chico.

—¡Aléjate de él! ¡No te le vuelvas a acercar!

Saskia, intrigada y  limpiándose los labios, comenzó a gritar palabras en su raro idioma.

No sé qué espetaba, pero saque a Alex de ahí, arrastrándolo. Estaba muy mal. Me partía el alma.

Tal confusión me lleve cuando salimos, pues todos nuestros compañeros sacaron sus cámaras  y nos fotografiaron. Fue muy humillante.

—¡Wow! ¿Hicieron un trío?— Se burlaban.

No decía nada. Traté de ignorarlos. Alex estaba delirando.

No sabía si lo aguantaría más, pero la salida de la escuela estaba muy cerca. Para mi mala suerte, los jóvenes que me siguieron estaban ahí. Era un afroamericano y otro chico de pelo castaño y largo, y ambos portaban largas chamarras de cuero.

Me recordaron a los chicos de la matanza de Columbine , ocurrida hace cinco años.

Me asusté y mi corazón se aceleró. Me detuve.  El pánico me invadió.

 —¡Oh, no! —grité—. ¡Alex, te tendré que dejar cerca de la fuente!

 No estaba segura si Alex me escuchaba, pero pudo asentir.

Lo tendí. Yo me sentía horrible.  Alex parecía que estaba durmiendo.

Corrí, corrí rápidamente a buscar otra salida. Busque detrás de los contenedores de basura, y no había ninguna puerta o hueco para huir. Solo había grandes bardas de concreto  y barrotes.

Regrese con Alex, jadeante.  Pero los jóvenes se habían ido, milagrosamente.  

"Gracias a Dios."

— ¡Vámonos!

Volví a agarrar a mi novio y, como pude, salí de ahí. Tomé un taxi, y ante la mirada atónita del conductor, le ordené que me llevara en dirección al hospital.

Pude al fin recuperar el aliento.

—Alex, Alex —le decía, tratando de reanimarlo, golpeando sus mejillas—. ¡Te llevare al hospital!

—No, por favor...— pudo decir—Llévame a tu casa...

—Bien, bien.

Tuve que obedecer a Alex.

Cuando llegamos, fue toda una hazaña subirlo hasta mi cuarto. Lo tendí en mi cama. No sabía qué hacer.  Me arrepentí de no haberlo llevado con los médicos.

—Ho...Hope— dijo débilmente.— No es la primera vez que me drogan...solo déjame dormir... y cuida que no sude tanto...Dame agua, te lo ruego.

Fui velozmente a la cocina para servirle el líquido. Después se lo entregue y lo bebió.

No decía absolutamente nada. Le permití que durmiera.

Me senté en un rincón de mi habitación y saqué aire de mi boca. Sentí una leve sensación de sueño, pues bostece. Me sentía muy extraña y nerviosa. Incluso, estaba temblando.

" No puedo creerlo. ¿Quién me persigue, y que es lo que quiere de mí? Estoy aterrada. "

Entonces, escuche unos  ruidos debajo. Me volví a contraer.

Se oyó como alguien tiraba de la puerta y se rompía. Seguido, escuché como se destrozaban varios vidrios en añicos.

"Santo Cielo..."

Mr. Alex Turner. La Peor Pesadilla Favorita. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora