Capítulo 11

918 52 16
                                    

—¿Cómo esta Robert?—preguntó mi madre.

Nos encontrábamos cenando pollo frito con ensalada.

—No he podido hablar con él. Creo que hoy su mamá sale del hospital...Le llamaré después de comer, pero antes de que la policía venga.

—Está bien, hija—seguimos digiriendo nuestros alimentos, mientras se escuchaban los cubiertos que chocaban con los platos de porcelana.

Ya no decíamos nada, solo veíamos la televisión. Era un programa en la que los perros de raza pura competían por un premio.

Terminando de comer, lavé mis trastes y me dirigí a mi cuarto para llamarle a Robert.

—Hola. ¿Como estas?

—Normal—respondió—. Mi mamá se encuentra estable, pero no se puede esperar para que la operen. No he conseguido más dinero...

—Como lo siento, Robert. Mañana, te prometo, que comenzaremos la recolecta—le consolé.

—Gracias, Hope.

—¿Iras mañana a la escuela?

—Sí. Tengo que ir. Por cierto, ¿han pasado cosas nuevas en tu vida?  ¿ha sucedido algo fuera de lo normal?

Las preguntas de Robert me extrañaron y sorprendieron.

—¿Eres adivino? Pues, si, han sucedido muchas cosas.

Robert tardó en  responderme.

—¿Como cuáles?

—Me han amenazado y perseguido. Me he comenzado a preocupar bastante, estoy horrorizada...—Un nudo se me hizo en la garganta— Sabes, Robert, prefiero no hablar de esto, es tan extraño y desagradable.

Escuchó que Robert ríe. 

No comprendo.

— ¿Otra cosa?

—Alex es mi novio ahora. Y estamos muy felices.

Mi tono de voz cambio a uno más sosegado.

Hubo otro silencio.

—Lo sé—contestó al fin—. Ya me tengo que ir. Gracias por preocuparte por mí. Nos vemos.

—Adiós, Robert.

La conversación había sido un poco engorrosa.

Mi mamá me llamó. La policía había llegado

Bajé y saludé, para después sentarme. Fue lo mismo de siempre. Pero ahora, no quería guardarme el decir que había visto a dos chicos sospechosos que me seguían. Le dije al oficial Ronstadt que viniera conmigo a la cocina, a solas.

—Mire, oficial —comencé—. Sabe que esto es muy difícil para todos. Pero quiero depositar mi confianza en usted. Hoy, al salir de mi casa para dirigirme a la escuela, me encontré con dos chicos, y sentí claramente como me seguían. No crea que soy una demente. Tiene que ayudarme, pues es obvio que esto no es normal. No sé que quieran de mí, no hay pistas, indicios, testimonios; como usted lo había dicho. No me importa. Y me vale si suene como una egoísta, pero tienen que socorrerme.

El oficial me puso una mano sobre el hombro.

—Haremos todo lo posible.

—¡Prométamelo! Quiero estar tranquila. No tengo la menor idea de que sea el  investigar, pero háganlo. Lo que sea, por favor.

* * *

Al día siguiente, en la escuela, me topé con Robert. 

Lucia más delgado de lo normal, y su cabello color rubio pajizo  le seguía cayendo como aguacero sobre su frente. Lo abrace. Y él a mi.

Mr. Alex Turner. La Peor Pesadilla Favorita. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora