We don't say goodbye

404 55 38
                                    

Era 9 de diciembre de 1998 y le compré flores a Lucas. Me llevó un buen rato escogerlas, no sabía qué tipo de flores le gustaban, tampoco es como si las fuese a ver puesto que llevaba muerto año y medio, pero quería que su tumba estuviese adornada con algo de su agrado. Mi mente empezó a divagar y comencé a preguntarme si alguna vez mencionó que le gustaban flores y de alguna forma terminé con la sensación de no haber conocido a Lucas realmente. Él guardaba muchos secretos pese a que yo creía conocerlos todos. Había uno en específico que continuaba inquietándome hasta ese día y resonaba con la voz de Ava Brown en mi cabeza... «Él te quería Finn, estaba enamorado de ti».

Llegué al cementerio con un ramo de narcisos. Hice de cuenta que mi vida no se había puesto de cabeza desde que Millie recuperó sus recuerdos y nunca me enteré de su discusión con Lucas previa al accidente. Me obligué a echar de menos a mi mejor amigo y a creer que iba a ser completamente feliz ese día, pero se marchó de manera injusta.

Así es, le compré flores día en el que se iba a casar porque quería aferrarme a la idea de que Lucas amaba a Millie, y jamás la utilizó para ocultarse. Lucas era valiente, me dolía pensar que en realidad era todo lo contrario, me dolía imaginar que se rechazaba y se castigaba a sí mismo. De ser verdad... Que él gustaba de chicos... Caramba, yo le hubiera apoyado, le hubiera hecho saber que... Que no pasaba nada... Que...

Pero supuestamente estaba enamorado de mi...

Lo mejor eta pensar que ese sería el día de su boda y yo le visitaría para decirle que le echaba de menos y me hubiera encantado ser el padrino. Listo.

Hasta entonces comprendí por qué Millie despertó del coma en un estado profundo de negación en el que su cerebro acomodó las piezas del rompecabezas para que su realidad no fuese tan cruel.

Millie... Casi me tropiezo cuando la divisé a lo lejos. Probablemente venía de visitar la tumba de Lucas. Se apoyaba de un bastón pues renqueaba notablemente de la pierna izquierda. Esa era la primera vez que la veía desde que la dejé en el hospital. Mandó a decirme con Ava que no quería verme nunca más. Yo no puse reparos, tampoco me apetecía verla. La odiaba, ya no le creía nada, su cabeza estaba demasiado descompuesta y no quise saber más de ella. ¿Y si nunca discutió con Lucas? ¿Y si Lucas no me quería a mi como Millie afirmaba? No podía confiar más en ella, no después de que dijera que yo era su prometido. El problema era que justo en ese momento mi odio se fue a las entrañas del infierno y del cielo descendieron las mariposas que sentía sólo por ella.

No pude evitar quedarme paralizado, como el idiota que soy. De pronto, mi entorno cambio y ya no estábamos en el cementerio. Era un hermoso jardín con el cielo a medio atardecer; Millie tenía puesto un bonito vestido blanco, caminaba hacia mi sujetando el ramo de narcisos, me sonreía y me tendía la mano para que la recibiese en el altar y le prometiera amor eterno... Pero sacudí la cabeza y salí de mi trance.

Millie ya se había acercado a mi lo suficiente como para distinguir que me veía con lágrimas en los ojos. Pasó de largo sin dirigirme una sola palabra. Permanecí ahí de pie escuchando sus pasos lentos. Cada vez que el bastón hacía contacto con el piso, sentía una punzada en el pecho y supe que no podría vivir sin volverla a ver.

Dejé los narcisos en la tumba más cercana y alcancé a Millie.

—Déjame en paz, Wolfhard —masculló—. Haz de cuenta que también estoy muerta.

—Pero no lo estás.

—Idiota, ya lo sé. Pero me gustaría estarlo.

—No digas eso, Millie —fui muy hipócrita al decirlo puesto que yo también prefería estar muerto para acabar con mis problemas—. No tienes ni la menor idea de...

Same Mistake [Fillie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora