Desperté antes que Enrique me Di una ducha, me puse un vestido negro y baje a desayunar, por lo visto Saúl tampoco había despertado. Desayune tranquila mis panqueques con Nutella hasta que los dos bajaron juntos y ninguno traía una buena cara-Se cayeron de la cama?- Los veo
No me responden, sólo se sientan en la mesa al lado mío y desayunaba, doy de hombros terminando mis panqueques. Al acabar voy a la sala y los dos me siguen, esto es incómodo, me siento en el sofá y ellos frente a mi
-Les pasa algo? Hay algo de lo que me quieran hablar?- pregunto viéndolos
-Altagracia Saúl está casado con Mónica no? Como el puede mudarse con nosotros siendo que el tiene su mujer
-Eso no es verdad- Saúl le responde
-Ya no estás con Mónica?- lo veo
-Nos divorciamos un mes después de tu supuesta muerte
-Entonces cada uno tomo su rumbo- acaricio mi vientre
-Exactamente- me sonríe
-Por que te quieres mudar aquí- le pregunta Enrique
-No es justo siendo que yo también pueda ser el padre de ese bebé perderme todo su desarrollo, tu se lo permites a Enrique pero yo también tengo ese derecho- Me observa- Creo justo vivir esto con ustedes y la mejor manera es mudarme aquí para presenciarlo todo
Dos semanas más tarde
Enrique y Saúl discutían en la sala sobre el sexo del bebé, yo los observaba mientras comía una ensalada de frutas
-Será niña- le dice por milésima vez Enrique, en estas dos semanas había cambiado de opinión
-Ya verás que será una niño- le hace la contraria una vez más Saúl
Ambos continúan con su discusión, escuche cosas muy absurdas, Que por mis antojos podría ser niña, luego que por las horas que pasó dormida podría ser niño y así siguen, siento un pequeño golpecito en mi vientre y lo miro directamente, se vuelve a repetir con un poco más de fuerza, oh por Dios ¡Pateo!
Le tiró mi cuchara a Saúl por la cabeza para llamar su atención y la de Enrique, ambos se giran mirándome y yo sólo consigo apuntar a mi vientre con una sonrisa
-Pateo- digo feliz y ambos corren a sentarse a mi lado y acarician mi vientre- Ahí está otra vez- digo emocionada
Los dos sonreían sintiendo las pataditas del bebé y yo pues... ya estaba llorando pero ojo de la felicidad, había imaginado tanto este momento pero nada se compara con esta sensación, los dos me miran y yo sólo puedo sonreír mirando mi vientre
-Por que lloras?- me pregunta Saúl
-Por que estoy feliz- acaricio mi vientre y siento otra patadita- No lo puedo creer pateo