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Duele comenzar a pensar en ti, buscar tu mirada, que se ha perdido, en otra persona.
Duele más pese, a que sigo imaginando que estaremos juntos escuchando melodías en la guitarra, los viejos discos de vinilo que hay en el armario en donde escondí mis sentimientos hacia a ti y jamas los encontraste.
Y duele aún más, sentir como la caja torácica no puede resistir muy bien los latidos al verte atravesar el umbral de la puerta, duele recorrer tus facciones y encontrar una sonrisa tierna para ella.
He sentido el ardor y los ojos húmedos al ver como se esfuma, como un día puedes imaginar soñar que estamos tomados de la mano y al otro día ya no hay nada.
Mierda.
¿Cómo pude enamorarme de ti? si ni siquiera eras invierno.