SARA

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Amma no alcanzo a invitarla a pasar, cuando esta se abalanzó sobre Pablo pegándole un libro que encontró en la mesa.

-¿Cómo podes ser así de tarado? ¿Cómo se te ocurre dejarnos ahí? Te llevaste la mochila idiota ¡nos dejaste sin nada!

-Perdón, pero pensé que no iban a volver. Te fuiste y Mauro te fue a buscar y no volvieron más, yo me tenía que ir.

-Cagon, eso son. Nos jodiste con que teníamos que ir a tu tonta casa y nos dejaste ahí por miedoso. – Sara gritaba y lloraba a la vez.

Amma la abrazo, y esta por primera vez se dejó. Pensó que tampoco sería buena idea prepararle un café, y le convido un poco de jugo. Le trajo una toalla para que se secara, porque estaba aún más mojada que Pablo, aunque la lluvia ya había parado hacia un rato. Los tres se sentaron en silencio durante unos minutos. Sara temblaba, nunca la había visto así. No se apartó de su lado, tratando de esperar para poder preguntar que paso. Pero no tuvo que hacerlo, Sara continúo hablando más tranquila.

-Si no hubieses hecho tanto mate, no tendría que haber ido al baño, y Mauro no compraba esos cigarrillos horribles que tanto le gusta, y seguro que llegábamos a tiempo, pero no, te la pasas dando sermones y el que hace todo mal sos vos.

-¿Yo? ¿Vos me estas jodiendo no? Quien te entiende a vos, sos siempre igual. Fuiste vos la que abrió la ventana, y vos la que abrió la puerta, y vos la que decidió irse a "inspeccionar el lugar"– concluyo Pablo con un tono de burla al final

-Mira tarado, abrí la ventana porque ya estábamos ahí, además vos nunca haces nada, por semanas nos hablaste de esa casa y ¿Qué iba a hacer? ¿Volver sin hacer nada? No, decidí entrar, además pensé que iba a sonar una alarma y que nos íbamos a tener que ir corriendo y no fue así- tomo otro sorbo de jugo y se recostó en el sillón justo a Amma.

-¿Pero qué te paso Sara? ¿Dónde está Mauro? – dijo finalmente Amma, tratando de dar el mayor espacio a su amiga para hablar.

-¿Qué paso? Qué se yo que paso. Finalmente entramos y Pablo se quedó parado como un idiota, no hablaba, no se movía. Mauro lo sacudió y el nada. Nos asustó, no sabíamos que hacer, así que lo agarramos entre los dos y lo llevamos a la puerta y lo dejamos ahí. Mauro le dio la mochila, todavía quedaban algunas cosas, y estaban las pilas de las linternas. Yo tenía ganas de ir al baño, así que le dejamos las linternas a Pablo apoyadas en el piso, porque no las agarraba, le pedimos que por favor no se moviera hasta que volviéramos y nos fuimos a buscar el baño.

-¿Qué decís? – dijo Pablo asustado y angustiado al mismo tiempo. – Entramos a la casa, y yo les dije que me iba, que no quería estar ahí. Y vos me dijiste que ibas a inspeccionar el lugar y yo me fui. La mochila y las linternas no las tengo yo, vine sin nada. Las tenía Mauro con él, la agarro cuando te fue a buscar.

- Pero yo no me separe de al lado de Mauro, imposible que me fuese a buscar. Además el que iba a inspeccionar el lugar fue Mauro, por eso me acompaño a buscar el baño.

-Da igual quien dijo que, los que me dejaron fueron ustedes. Y yo me movía perfectamente, no sé porque siempre tenes que exagerar todo. - Y antes de que siguiera agregando algo, Amma lo interrumpió.

-Perdón, pero no entiendo que paso. La vedada es que no entiendo nada. Entraron a la casa y Pablo decidiste volver, y Sara vos fuiste al baño. Y ¿Mauro?

-Decidí volver pero los espere igual. Cuando vi que no volvían, me volví a la estación de servicio y los espere ahí por si pasaban. Pero supuse que se fueron el remis hasta su casa, y de ahí vine para acá para saber si sabias algo. – hablo Pablo más calmado

-Está bien Pablo, lo que vos digas. – Dijo Sara cansada – yo Salí con Mauro a buscar el baño, y lo encontramos, por suerte tenia luz, así que él se quedó afuera con la linterna. Hice un chiste sobre el ruido que hacia ese baño al apretar el botón pero no contesto – y de repente se puso pálida, se sirvió otro vaso de jugo, lo bebió todo y dijo con la vos entrecortada – abrí la puerta y ahí estaba Mauro, pálido, no se movía, ¡no parpadeaba!, fue horrible – y se puso a llorar. Amma la abrazo aún más fuerte. Luego de un momento se calmó y continuo – Fue horrible, tenía los ojos como idos, peor que voz Pablo, casi no respiraba. Lo sacudí, grite tu nombre para que subieras, y nada. Y de repente me agarra el brazo, con fuerza, cuando le ilumino la cara con la linterna me miraba fijo, más pálido que antes y corrí, corrí a buscarte Pablo, y no estabas – y lloro aun con más fuerzas que antes. Amma asustada se levantó. Tomo su teléfono y recordó las 20 llamadas que tenia de Mauro. Espero hasta que sus amigos se calmaron para contarles.

- Mauro me llamo, 20 veces. No lo atendí, siempre le bajo el volumen.

-Y llámalo, ¡llámalo ahora! – dijo Sara enérgicamente.

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⏰ Last updated: Nov 11, 2018 ⏰

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