Desde un moderno celular nuestro protagonista marcaba los números escritos en el papel que su amiga le había dado. No pasaron más que segundos para que alguien contestara al otro lado;
—Hola, ¿Quién eres?
—Eh... ¿Gabriel? — respondió el joven.
— ¿Eres esa chica del bar otra vez? Podría jurar que te había dado mal mi número, ¿Cómo fue que lo conseguiste? — mencionó el caballero.
— ¿Qué? No, soy Shi— pero fue interrumpido antes de poder terminar.
—Escucha, creo que ambos coincidimos en que está mal acosar a las personas, así que ¿Por qué no...? — intento decir, aunque el contrario de inmediato elevó la voz sin dejarlo seguir.
— ¡Soy Shiro imbécil! ¡Shiro! ¡¿Por qué rayos sales con esas cosas de la nada?! — dijo fastidiado por las palabras del otro.
—Ah ¡Shiro! ¿Cómo conseguiste mi numero?... Espera, ¡¿Qué rayos haces hablándome?! Escuché que todos fueron asesinados hace varios días, ¡¿Es eso una mentira?! ¡¿Me engañaron?! ¡¿A mí?! — preguntó totalmente alterado.
—No, idiota. Solo yo... pude... — un fuerte sentimiento de dolor y angustia lo obligó a callar de inmediato.
Ambos entendieron tras un pequeño silencio el mensaje, así que con algo de tranquilidad Gabriel intentó proseguir;
—Ya veo... ¿Dónde estás? — cuestionó soltando un largo suspiro.
—Sinceramente no estoy seguro. Llevaba mucho días caminando cuando de repente me encontré con una especie de... ¿Granja? No lo sé, hay muchos animales aquí — respondió Shiro.
—Debe ser una granja entonces. No hay muchas fuera de la ciudad, así que es probable que te encuentre en poco tiempo. Quédate allí donde estés, ¿Quiénes te han hospedado?, ¿Les haz dicho algo de ti? — dijo Gabriel intentando reponerse del malestar.
—Dos chicos, muy amables. A uno de ellos no estoy seguro de caerle bien, pero no me han hecho nada — informó el alvino.
—Bien, no les digas de dónde vienes. Si preguntan, diles que eres de algún pueblo y... no lo sé. Invéntate una historia mientras busco una manera de ayudarte. Yo te llamaré, cuídate mientras tanto ¿entendido? — mencionó con total serenidad.
—Está bien. Como sea, no les he dicho nada. Esperare tu llamada... Y, eh... Gracias por todo esto. — respondió poco antes de finalizar la llamada.
Bajando el celular de su oído, se dirigió a una habitación algo rustica donde alrededor de una mesa se encontraban sentados el par de jóvenes. Uno de ellos comía desesperadamente en tanto el otro lo hacía con tranquilidad y de manera delicada.
"Parecen dos mundos totalmente diferentes" pensó Shiro mientras se acomodaba en una de las tantas sillas de madera a un lado.
—Parece que tu amiguito... — dijo quien parecía ser el mayor de los tres, aun con toda la comida en la boca, por lo cual apenas se le podía entender.
— ¡Te dije que no hablaras con la boca llena, Leonardo! Es de mala educación y además, repugnante. — interrumpió el otro.
—Tu amigo — respondió tragando la comida y bebiendo con desesperación. — Parece que ya se siente mejor, ¿verdad?
—Shiro, señor. — aclaró el contrario.
— ¿Shiro? Que nombre tan extraño. ¿De dónde es tu familia? — exclamó Matías, el de cabello lacio y negro; ojos llamativamente verdes y pequeñas pecas sobre el rostro. Aparentemente, el segundo más joven de todos.
ESTÁS LEYENDO
Hybrid King
RandomTras años de guerras y con la ayuda de seres sobre naturales, un Régimen se impone ante el mundo para controlar bajo un único gobierno a todas las naciones y todos los países. Al ser derrotada la última de las resistencias, "Shiro" deberá luchar con...