Capitulo Cuatro - Baño de Sangre.

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Una enorme balacera se escuchaba sonar en algún lugar del desierto. Mientras más cerca del lugar se estaba, más fuertes eran los disparos. Aquello no era un tiroteo; era una masacre. Entre balas y explosiones, apenas si había algo con vida entre el mar de cadáveres que habían dejado los guerreros.

Finalmente, luego de un par de minutos se detuvieron. Lo único que se escuchó después de eso fue una simple brisa de viento, la cual levantaba ligeramente la arena. Los guerreros de negro se acercaban lentamente al baño de sangre.

Con ambas manos sobre la cabeza, Shiro intentaba recuperarse del fuerte impacto que generó una granada a su lado. La sangre corría dentro y fuera del joven pues su rostro, su boca y uno de sus pies sangraban de manera descontrolada. Aquel no pudo hacer nada más que entrar en pánico al ver eso. Pero algo más importante pasó sobre su cabeza; sus amigos.

Arrastrándose hacia donde se encontraba Eva, hizo el suficiente escandalo como para que uno de los tantos enemigos lo viera. Pero por pura lástima no le hizo nada. Lo que veía ante sus ojos era a un simple niño intentando huir de ese infierno. Antes de poder acercarse, Shiro vio a su joven compañera sobre un charco de sangre y su pequeño hermano debajo de ella. Ninguno de los dos parecía responder y fue entonces cuando el guerrero apunto a quien parecía el último de los resistentes.

Antes de que aquello sucediera, una mano alzó una Mini Uzi de entre tantos cuerpos. Red, totalmente herido, apuntaba hacia su rival; "Después de todo lo que he vivido. No me importa morir ahora..." pensó con toda tranquilidad cerrando los ojos y apretando el gatillo. Cada bala en su cartucho fue disparada. Siendo así el general daba por hecho que había acabado con su enemigo.

Pero una muy joven mujer se encontraba parada enfrente de su arma. Las balas tendrían que haber dado a su cabeza, pero ésta no parecía haber recibido daño alguno. En un abrir y cerrar de ojos la dama había agarrado el arma con una mano e inmovilizado al líder de los resistentes, al lanzarlo al suelo, con la otra. "Tranquilo, no es necesario que lo hagamos con violencia." dijo la villana de manera irónica y con una inquietante sonrisa en su rostro. Todos, incluso el guardia que planeaba matar a Shiro, se habían quedado anonadados al ver aquella escena.

"¡¿Quién eres?!" preguntó enfurecido el General. Pero lo último que recibió como respuesta fueron palabras; la joven lo tomó del cuello y comenzó a apretar lentamente su garganta. La delicada adolescente había levantado a un hombre que pesaba mucho más que ella como si fuera lo más normal del mundo. Pero una voz de alto la obligó a mirar hacia atrás.

"¡Detente!" gritó Shiro mientras intentaba levantarse. Su pierna se encontraba destrozada; sangraba y además, uno de los tantos guerreros que había, comenzó a aparentemente intentar frenarlo pisando la herida en su pie. Sin embargo, aquello notablemente no era para detenerlo, sino más bien para divertirse de solo observar su desesperación.

Eso no lo detuvo; "¡Detente! ¡Ahora mismo! ¡Te lo estoy ordenando, basura!" exclamó con toda fuerza tomando una piedra del suelo. "¡Suéltalo! ¡Suéltalo!" gritó una y otra vez con desesperación. Aun lanzándole aquel objeto, no pudo detenerla.

"Uh... creo que se me pasó la mano." dijo la villana soltando el cuerpo ya sin vida del capitán.

Sin poder hacer nada, Shiro tan solo podía observar desde lejos la dolorosa escena. La joven de ojos morados se dirigió hacia el alvino con su arma y se arrodillo para hablarle al oído; "Dime, ¿Qué se siente ver a todos tus amigos muertos? Una mala imagen para morir, ¿verdad?" preguntó soltando una pequeña risa.

"¿Lo ves ahora? En la vida solo existen dos tipos de personas; los que están de pie y los que están a los pies" mencionó ante la cara de horror que Shiro tenía. Su rival levantó la pistola y apunto a su cabeza. "Fue bueno mientras duró." soltó Leslie. El ultimo disparo que se oiría aquella noche se escuchó retumbando entre las arenas. El cuerpo del joven caía al suelo y la sangre se derrama sobre su cabeza.

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