Ahora, sola. No tengo destino, no sé que me ocurrió, ¿realmente qué hice para estar donde estoy? El. “El” me responde mi subconsciente, tiene razón y mucha. El, solo él es la respuesta a todos mis problemas. De seguro parezco una psicópata narrando esto, pero creo que es la única manera en que me puedo desahogar antes de que haga algo de lo que después me arrepienta.
Estoy arrepentida, realmente arrepentida, sin tan solo hubiera dicho no cuando tuve la oportunidad ahora no estaría aquí, sola, abandonada, intentando escapar de mi realidad.
Todavía recuerdo cuando estaba sentada en la silla de mi habitación debatiendo sobre que hacer. Casarme o no. Todo una cuestión sobre interés. Si me casaba me libraba de mis problemas, y creo que si hubiese dicho no ahora estaría mejor con mis anteriores problemas.
La decisión estaba tomada, me casaría. Demasiado joven para tomar tal decisión, pero la cuestión estaba en ayudar a mi familia. Ellos eran mi motivo, la razón por la cual estoy todavía escribiendo esto. Ellos me dieron hasta donde pudieron. Me criaron en los valores que hoy tomo y me convierten en la persona que soy, inteligente y capaz de muchas cosas, pero exactamente no de una.
Me preparaba ahora físicamente, ya lo estaba mentalmente. El vestido colgado en la puerta de la habitación. Gente entraba y salía, apresurados todos. Nadie se esperaba un casamiento. La razón por la cual todos estaban apurados, empezamos a preparar esto hace tan solo dos semanas. Y creo que yo soy la que no esta preparada para esto, pero no hay vuelta atrás.
Mujeres de distintas edades me vienen a ver cada dos minutos. Una la encargada del peinado, otra es la del vestido, la de las joyas y por último pero no por eso menos importante, la maquilladora. Todos me preguntan lo mismo “¿Por qué no estas feliz?, ¿no comiste bien?, ¿tienes sueño?” y mas preguntas a las que no respondo, pero todas quieren saber la respuesta, del porque no puedo sonreír. No les puedo responder, nadie puede saber, ni siquiera mi familia de este contrato.
Estaba arreglada, lista físicamente. Felicidad en los rostros que veía mientras caminaba hacia el altar. Felicidad emanaba de todos mis parientes y amigos. Sonreía solo por el hecho de saber que era querida por toda esa gente. Caminaba de la mano de mi padre hacia el altar con la cabeza gacha, me resistía a la urgencia de llorar. No podía. Este día no. Tomada por su protector brazo y su sonrisa me dejó con el. Un repentino sentimiento de abandono se apoderó de mi. Mi padre no sabía que yo no quería esto, que solo lo hacía por ellos, por amor hacia mi familia. No escuché nada de la ceremonia, solo presté atención en el momento del “si, acepto”. Su sonrisa parecía real, de que verdad se quería casar conmigo. Una mínima esperanza apareció. Quizás no sea tan malo casarme. Llego el gran momento en el que tenía que decir “si o no”, si. Cada persona es víctima de sus decisiones, ahora entiendo perfectamente. Todo estaba dicho y hecho. Estaba casada.
Nos despidieron y recibimos bendiciones de parte de todos. Subimos a la limosina y partimos hacia el festejo de nuestra unión. Brindis, bailes etcétera, lo típico. Para muchos el momento mas esperado, pero para mi fue indiferente, una celebración mas. Lo único que tenía que hacer era fingir y sonreír en las fotos. Todo salió bien por suerte, llegó el momento de volver a casa para los invitados y para nosotros el de la luna de miel.
Llegamos a casa, “nuestra casa” e inmediatamente preparó su equipaje ya que el mío ya estaba listo, lo había preparado mi hermana. Una vez que estuvo listo partimos hacia el aeropuerto, iríamos hacia Latinoamérica. El avión partía en 1 hora.
Estábamos subiendo y siento un apretón en mi mano izquierda, era el. Una sonrisa adornaba mi rostro. Una sincera en mucho tiempo, me gustó su gesto. Viajábamos en primera clase, era adinerado, como había dicho esta boda era una cuestión de interés, ambos lo sabíamos. El viaje fue bastante tranquilo, por fin pude descansar y dormí la mayoría de este.
{…}
Realmente no pensé que la pasaría bien. No fue una mala experiencia –en los primeros meses- El era relativamente bueno. Estaba para mí y yo para el. Éramos una pareja estable y en una buena posición económica. Creo que conocí el amor. El apoyo mutuo, la confianza y la necesidad de que esté conmigo siempre, creo que me había enamorado. Fuimos felices, una pequeña bendición se acercaba a nuestras vidas, jamás pensé que el iba a ser bueno y amoroso conmigo, yo si conocía su pasado, pero las personas cambian, o al menos eso demuestran.
El tiempo pasa y las relaciones se agotan. No todo es felicidad, lo sabía. Realmente antes de decir el “si” pensé que llegaríamos a esto, pero no. El me había demostrado que podía cambiar. La posibilidad de que el sea bueno conmigo llegó a mi. Me demostró que las personas pueden tener dos facetas. ¿Se cansó de mi? ¿Sus falsas promesas de que estaría siempre conmigo? ¿Qué había cambiado? ¿Realmente le creí? Ahora veo las respuestas, solo quería que me enamorase de el para poder ser su juguete, y lo logró. Me había enamorado de el, y además teníamos una pequeña en común. La razón para que no me separase de el tan rápido. Fui realmente estúpida, no puedo creer que pensé que el había cambiado. Las personas no cambian, solo muestran otra persona distinta durante un tiempo.
El tiempo pasó. Soporté golpes físicos como mentales. Me convenció de la mierd* que era. No servía en este mundo, solo era una basura arrastrada. Los golpes se cubrían por maquillaje, pero los internos siguen y no se cubren. Mi pequeña es mi todo. El motivo por el que sigo viva. Con ella no es como conmigo. El tiempo y el me desgastaron. Mi hija planta sonrisas sinceras en mi rostro, ahora la extraño, hubiese dado cualquier cosa para que ella esté conmigo, pero no. Mi realidad no es así.
Ella ahora está con una mujer que si la merece, y un padre bueno. Una familia que si la merece. Si la amaba de verdad solo tenía que dejarla ser feliz, conmigo no lo sería.
Estoy sola, ya ni siquiera tengo a mi hija y su compañía que me brindaba. Sola. Ahora ahogándome en un mar de problemas en los que sola me adentré. ¿Qué hice para merecer todo esto? –haberte casado con el- me autorespondo, creo que ya estoy al borde de la locura, hablándome sola, recordando y escribiendo esto como simples “memorias” quizás a partir de esto no siga escribiendo, no tengo destino, no tengo camino, no tengo motivos para seguir, no tengo nada.
No tengo idea de donde estoy. Solo sé que estoy en New York, solo tomé lo necesario antes de salir y ahora estoy en algún lugar, en mi auto, en la oscuridad de la noche y con las luces artificiales que alumbran las calles. Lo que mas me duele de todo esto es mi pequeña, no esta con su madre, no sirvo en esta vida, ni siquiera pude cuidar de mi hija, soy una basura en esta vida. Mi pequeña es Samantha, Sam.
¿El nombre de mis sueños y pesadillas? Justin, Justin Bieber.