El sol entró por la ventana al levantarse la cortina por un viento que llegaba del mar
El pecoso abrió sus ojos dejando ver sus iris azulados, movió su cabeza hacia la dirección de la ventana viendo el mar a través de ésta. El viento era fresco, el silencio era cómodo y satisfactorio, el movimiento de la cortina por el viento era extrañamente emocionante y el amanecer refrejado en su ventana hacían sentir a la tortuga que estaba en una película. Sonrió
Un sonido lo sacó de su concentración junto con su sonriza. El pitido de un monitor cardíaco estaba al lado de su camilla, su pulso era normal. La sangre y el suero también estaban allí
Volteó a ver la habitación. Esos humanos le habían hecho caso en cuanto a la cuarentena, a pesar de que no lo cambiaron de habitación entraban y salían de la habitación sin tener que utilizar un traje protector.
Desde que empezó esa investigación sobre él hace dos semanas, era algo frecuente que lo bombardearan de preguntas. Era algo normal suponía él.
Cuando descubres algo quieres saber todo de ello. Y eso era lo que hacían ese doctor y su familia
-- Buenos días Miguel- dijo alguien entrando, el doctor Erik cerraba la puerta tras de sí. Erik se veía como alguien con un semblante maduro. Siempre derecho, no solía tartamudear, era tranquilo, pero desde que lo descubrió Erik se veía hasta cierto punto emocionado
La familia había demostrado su forma de ser con él en esas dos semanas.
Erik no era alguien completamente serio, a veces era risueño, era tranquilo, pero no un vejete amargado. Le recordaba a su Sensei
Isabel era ese típica enfermera que siempre sonríe, incluso con él, una tortuga mutante
La hija era curiosa, solía observarlo desde la ventanilla de la habitación, a veces se acercaba e intercambiaban unas palabras. Ella era con la que más pasaba el tiempo
Mikey: Buenos días Doctor- saludo observándolo
Erik: Bueno, hemos hecho algunos estudios...- se quedó viendo una carpeta abierta con papeles los cuales los miro con emoción- Eres alguien completamente espectácular Miguelito- le dijo emocionado
Mikey se sonrojó y subió sus hombros apenado. Era extraño que alguien lo llamara por otro apodo que no fuera "Mikey", además parecía que esos humanos lo veían como un milagro, como alguna estrella de cine o algo así
Ya los había descubierto observándolo con admiración
Mikey: Si usted lo dice, gracias- dijo con una pequeña sonrisita
Erik: Lo digo enserio Miguel- dijo volteando al ver al oji- azul- Y pensar que antes solo eras una simple tortuga y ahora eres esto- dijo señalando todo su cuerpo- Eres como un milagro
La tortuga se sintió apenado, ellos siempre le decían lo genial que era y lo llenaban de elogios. Era extraño, pero le gustaba
Mikey: Gracias, al menos usted no se asusta como los otros
Y era verdad, Erik y su familia, increíblemente, le habían tomado confianza en poco rápido. Mikey actuaba tan humanamente que a veces olvidaban que no lo era, pero eso solo los maravillaba mas
Erik: Es normal que la gente le tenga miedo a lo desconocido, pero mi padre siempre dijo que tenemos que ver más haya de nuestro miedo
Mikey se sintió nostálgico, esa sería una frase que normalmente diría su padre
Mikey: Mi padre diría lo mismo
En la primera semana no habló sobre su familia, quería saber si los humanos tenían dobles intenciones, pero en el transcurso de la segunda semana se dio cuenta que tal no el caso, así que no vio problema en que conocieran de ellos