Estabas Ebrio

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El aroma a pan tostado y café lo envolvían en una cálida y dulce sensación en su despertar. Era obvio que su pareja ya se había levantado y se encontraba preparando el desayuno.

Un poco desganado y con un leve dolor de cabeza, decidió levantarse y prepararse para el día. No es como si tuviera mucho que hacer hoy, simplemente era un día de pereza, tanto para él como para su pareja.

Al bajar por las escaleras, el aroma que había sentido hace un momento se hacía cada vez más intenso y más atrayente. Entró a la cocina, sobándose la sien con su pulgar, intentando en vano que aquel molesto dolor de cabeza desapareciera y le permitiera disfrutar de este momento en su totalidad.

—Despertaste al fin, pensé que dormirías más. —Saludó el pelirrojo, quien se encontraba preparando unas tostadas para su pareja y él. No pudo evitar sonreír al sentir al otro envolverlo con sus brazos por detrás.

El de ojos azulados se quedó en silencio, simplemente dedicándose a abrazar a su novio y ocultar su rostro en el cuello del otro, embriagándose en el aroma que tanto amaba de él y esperando que esto le hiciera calmar su jaqueca.

—No quiero sonar pesado ni nada por el estilo, pero te dije ayer que no bebieras tanto. —Comentó el pelirrojo, apoyando sus manos sobre el mueble en donde se encontraba preparando las tostadas. No pudo ocultar la pequeña risa que salió de sus labios al oír unos quejidos por parte de su novio. —Te lo dije, ¿no es así?—Repitió, pero no en un tono con la intención de molestar, sino uno suave y con afecto. Giró su rostro y depositó un beso sobre la cabellera de su pareja, quien aún seguía ocultando su rostro en su cuello, por lo que le hizo cariño con una de sus manos, como diciendo "Todo estaba bien".

—No me molestes, Kyle. —Se quejó como un niño pequeño el pelinegro, quien finalmente se dignó a levantar su rostro. Miró a su novio, ignorando aquella sonrisa que indicaba claramente un "Te lo dije", y tomó el mentón del otro con una de sus manos para así acercarlo y cerrar el espacio que había entre ellos. Fue un beso un tanto lento, perezoso se le podría decir, pero lleno de afecto. Simplemente un beso que ambos chicos necesitaban para despertar y que les diera energías en esta mañana.

Kyle aceptó el beso de su novio felizmente, aunque algo incómodo por la posición en que se encontraban, pero eso no le iba a impedir a recibir esta muestra de cariño por parte de su pareja; no, claro que no. Luego de unos segundos, se separó y dejó unas suaves palmadas sobre cabellera del otro. —Ya, vete a sentar. —Mandó, no quería que su desayuno se enfriara después de todo.

El pelinegro hizo caso en silencio, dándole unas palmadas al trasero de su novio en forma de despedida e ignorando la mirada seria del otro. Arrastró sus pies hasta la mesa que tenían en la cocina, no sin antes traer las tazas de café que había preparado el otro. Se sentó y se estiró, dejando escapar un suspiro. ¿Por qué no le hizo caso a Kyle ayer? Hace tiempo que no bebía tanto y ni siquiera recordaba mucho de lo que sucedió ayer.

Se habían juntado con sus otros amigos y hace tiempo que no se veían, por lo que decidieron pasarla en grande y a cierta persona llamada Stan se le fue un poco la mano con el alcohol. Sin embargo, Kyle no podía culparlo tanto. Kenny había sido mala influencia ayer, pero es que hace tiempo que no estaban todos juntos, así que decidió dejarlo pasar. Además, se habían divertido como en los viejos tiempos, no podía enfadarse con su novio solo por pasarla bien.

—¿Tomaste alguna pastilla? —Preguntó el pelirrojo mientras traía las tostadas hacia la mesa.

—No.

—¿Y qué esperas?—Reprendió el de ojos verdes, sentándose frente a su pareja. La mesa era pequeña y redonda, por lo que no había mucha distancia entre ellos.

One - Shots | StyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora