Había pasado exactamente seis meses desde que Dahaka había sido entregado a Drake, a pesar de la emoción inicial y lo bien que el chico se la pasaba con el "tito Deik", a veces el pequeño miraba por la ventana y preguntaba dónde estaban sus padres.
El lugar dónde se encontraban era precioso, la diversidad de flora y fauna entretenía al niño la mayor parte del tiempo, en esa isla mágica, aprendió a nadar y a hacer trucos de saltos en las largas escaleras que llevaban a la casita blanca rodeada de una enorme pradera verde. Donde podía jugar a la pelota o simplemente correr con su conejo.
Pero aún con todas esas actividades y atracciones en ese bello jardín... Dahaka quería ver a sus padres de nuevo.
Drake apareció con la ropa cómoda de ir por casa cuando había clima cálido. Un simple cinto ancho del que colgaban tiras de tela verde, amarilla y negra y unas sandalias. Volvió al claro verde, saliendo de entre los árboles con una cría de pantera en los brazos.
- ¿Daha? - lo llamó.
El niño le miró desde la ventana y saltó del banquito donde se encontraba para salir y recibirlo, dando saltitos se acercó a él y miró con curiosidad lo que llevaba en las manos.
Drake sonrió y se puso de cuclillas a su lado para besarle la frente sin soltar al felino.
- ¿Ha pasado algo en mi ausencia?
El niño negó con la cabeza, acercó la mano un tanto indeciso en dirección a la pantera.
- Ten cuidado...o te dará un mordisco - Drake sonrió pero atrajo a Dahaka, cogiendo su mano con delicadeza para que acariciase la cabeza de la pequeña pantera. El animal se quejó al instante, queriendo irse mientras arañaba y hacía daño al demonio -. Tiene hambre, ¿tú necesitas algo?
- ¿Le damos leche? –preguntó el pequeño, ignorando la primera pregunta.
- Vamos.
Caminaron de regreso a la casita, donde alimentaron al animal y le pusieron a dormir en una almohada. El niño tomó la mano de Drake.
- Tito... ¿cuándo veré a mis papis? –preguntó bajito, con la carita triste.
Al demonio se le arrugó el entrecejo al instante y se agachó para poder mirarle a la cara. - No puedo mentirte, pequeño. No lo sé. Pero papá y mamá quieren verte pronto y hacen lo posible para que así sea. Siento mucho que no puedas estar aún con ellos...sé que es difícil y horrible echar de menos a alguien y no verle en muchos meses - alcanzó una mejilla para acariciarla con cariño -. Lamento no ser suficiente, pequeño.
-¿Pero porqué no vienen? –rumió- Mañana es mi cumpleaños y mami me dijo que cuando cumpliera cinco años, me llevaría a un viaje especial. –se cruzó de brazos, dando una patadita en el suelo.
- Por que tienen que pasar una prueba muy muy dura y es sólo para adultos - dijo, sin mentir realmente -. Estoy seguro de que tu mamá querría venir, darte regalos y llevarte a ese viaje tan especial...- Drake lo observaba, triste también -. Sé que no es justo, que eres demasiado joven, pero...tienes que tener paciencia.
Al niño se le pusieron los ojos llorosos.
- ¿Entonces no tendré tarta para mi cumpleaños? –preguntó, comenzando a llorar, se llevó las manos a los ojos para ocultar las lágrimas, aunque caían abundantes por sus mejillas gorditas.
- Ey, ¿cómo se me iba a olvidar tu cumpleaños? - bufó, rodeándolo con los brazos para besarle la frente y secarle las mejillas -. Aunque puede que yo no lo sea, tú eres especial para mi y mañana es un día importante.
El pequeño bajó las manos para mirarle con curiosidad y un poco de esperanza.
- ¿D-de verdad? –preguntó, jalándose los mocos.
El demonio frunció un poco el ceño y sacó un pañuelo limpio que guardaba en el cinto. Le apartó las manos mientras le chistaba suavemente y le limpiaba la nariz.
- Sí, Daha - sonrió -. Además...nunca he celebrado el cumpleaños de nadie.
El niño sonrió ampliamente, repentinamente feliz y le abrazó con fuerza, mientras reía.
Drake aprovechó para levantarlo y hacerle pedorretas en la tripa mientras lo llevaba a darse un baño que con suerte lo relajaría.
_________________________________________________
Muchas gracias a
Por su ayuda con la aparición especial de su personaje Drake jujuju.
YOU ARE READING
Rituales de Sangre -Wordvember 2018-
ParanormalLa mujer corrió entre las llamas. Desesperada, se dirigía a la habitación en el piso de arriba, subió las escaleras sin importarle demasiado que el fuego acariciara su cuerpo esbelto y devorara su pelo. Abrió la puerta de golpe, los llantos del bebé...