Capitulo 16 ¡Especial Thaila!

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Muchas veces escuche a las personas mayores decir que debemos vivir como si fuera el ultimo día de nuestra vida, nunca comprendí esas palabras hasta que crecí.

Soy hija de un prestigioso medico dueño de los hospitales más conocidos en Tailandia. Muchos pensaran que era lo increíble nacer en cuna de oro, pero fue todo lo contrario, aguante reuniones con gente gruñona y avariciosa que solo le importaba hacer mas dinero, era tan desagradable, pero por el bien de mis padres soporte todo.

La típica vida cliché, niña rica, sin amigos.

Aburrido.

 Pero entonces mi padre se hizo socio de un señor. 

―¿Quien es el niño feo?.

Entre a la sala mientras mis padres hablaban con otras personas grandes, junto a ellos estaba un niño flaco y feo.

―¡Thaila! ¿Qué son esos modales?.- fui reprendida.  

―Disculpen a mi hija lo que pasa es que no esta acostumbrada a ver gente nueva. 

―No te preocupes es normal esa actitud en los niños, mi hijo es igual. 

Ambos comenzaron a reir.

―Has crecido mucho Gxxod.- el niño escondió su rostro en la pierna de su padre. 

―¿Porque el niño feo me tiene miedo?.- interrumpí. 

―¡THAILA!.- grito mamá. 

―Me disculpo de nuevo, mi hija siempre a sido algo brusca para hablar.- el señor solo sonrió. 

―Es un encanto, puedo ver que a heredado el carácter tuyo.

―Sera mejor que los niños jueguen en el patio, mientras tanto ¿les parece ir a tomar un café?. 

Todos los señores se fueron dejando al mocoso conmigo. 

Parecía triste y confundido. 

―¡Oye!.- grite. ―Soy Thaila ¿sabes jugar fut boll?.- asintió. ―Entonces vamos a jugar.- tome su mano y lo lleve hasta mi habitación.

Jugamos con el primer balón que encontré, en un intento de meter un gol golpee su rostro.   

―Eso dolió. 

―Es tu culpa  ¿porque no lo evadiste?.- me queje. 

―Tu no me avistaste, pareces un niño. 

Camine hacia el y di un zape, mala idea, comenzó a llorar. 

―Tu tampoco pareces un niño.- siguió llorando. 

¿Porque era tan sensible? pasaron 5 minutos y el continuo llorando, mis oídos comenzaban a doler. 

―Deja de llorar.- busque dentro de la mesa de noche y saque algunos dulces. ―Toma.- sus ojos rojos e hinchados me observaron. 

―Gracias.- sonrió, no estaba segura si fue el hecho de verlo en pésimo estado o su linda sonrisa pero era tierno.

―Bien, ahora que has aceptado mis dulces debes prometerme algo.

―¿Qué? ¿Y porqué?.

―Tu has comido uno de mis dulces y eso solo significa una cosa.- volví a sonreír. ―Ahora seras mi mejor amigo.

Tome su mano y las entrelace.

―Una promesa nunca se rompe.

Nuestra palabra fue sincera, nos hicimos inseparables, jugábamos en mi casa o la suya, siempre me cubría en mis travesuras aunque después tuviera problemas con sus padres. 

Seducido por un PlayBoy [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora