Refrain [Ranpo/Akiko]

¿Abstenerse?

A V I S O: Creo que si escuchan la canción, es mejor.

Era una tarde lluviosa en Yokohama. Los demás se habían ido, todos con sombrilla en mano; bueno, Atsushi y Kyouka se fueron compartiendo una sombrilla al igual que los Tanizaki.

Kenji fue acompañado por Kunikida, pues Miyazawa era capaz de irse caminando bajo la lluvia. Y Dazai, bueno, fue milagroso que haya llevado sombrilla. Naturalmente no le importaba mojarse, total, trataba de tirarse del puente cada que podía.

El presidente estaba revisando los papeles en su oficina. Haruno se había ido para poder estar con su gato.

Yosano estaba de salida, hasta que notó como Ranpo aún estaba en la Agencia, con la mejilla apoyada en el escritorio, para ser claros. Hacía tiempo llevaba sintiéndose extraña a su lado.

Todavía no quería darle nombre a lo que estaba sintiendo, pues quería realmente estar segura de lo que era. De si en verdad, estaba enamorada. O si sólo, era un cariño.

Ranpo volteó a verla cuando escuchó el sonido de sus tacones.

- ¿Ya te vas, Yosano-san?

- Sí, no deseo que la lluvia me agarre cuando arrecie más. ¿Vas a esperar al presidente?

El pelinegro se quedó en silencio unos minutos. Luego negó con la cabeza, levantándose, comenzando a tomar sus cosas. Sus dulces, específicamente.

No iba a ocultarlo, aquello la había sorprendido un poco. Sonrió levemente.

- Bueno, vamos.

Para su suerte, la lluvia no había arreciado. Yosano elevó su mirada al cielo, a pesar de que estuviese lloviendo, el clima seguía siendo hermoso.

- No me gustan mucho los días lluviosos.

Aquello la sacó de su embelesamiento, provocando que lo mirara con curiosidad.

- ¿Por qué?

Ranpo abrió sus ojos, en estos podía ver lo que estaba sintiendo en esos momentos. Era nostalgia, tal vez melancolía.

- Fue un día como este... que yo conocí a un sujeto que iría a hacer una misión. Fue en un día como este, que le dije que si iba ahí moriría. – suspiró. – Y él me dijo, que ya lo sabía... Además, creo que cuando fuimos atrapados en el libro de Poe-san, tú moriste, en un clima como este.

Detuvieron su paso. Yosano estaba más que sorprendida, atónita tal vez. En ese momento, no supo que decir. Sólo pudo preguntar...

- ¿Tienes miedo de perderme?

Ranpo la miró con el ceño fruncido.

- Claro que lo hago. Sé muy bien que puedes cuidarte sola, que tu habilidad te impide morir fácilmente y que es tu trabajo como miembro de la Agencia. – su voz comenzó a flaquear. – Pero aún así, es imposible no tener miedo. Miedo de no saber qué es lo que pasará el día de mañana. Miedo de qué no te vuelva a ver... Yo a veces, no puedo evitar pensar en lo que pasó... Y en lo inútil que soy por carecer de una habilidad... ¡Me siento inútil Yosano-san! ¡Yo...!

Akiko ya no lo soportó más. Akiko quería que Ranpo dejase de decir eso. Quería calmarlo y callarlo, y aquello fue lo último que se le ocurrió.

No fue apasionado, fue abrupto. Brusco. Imprevisto. Pero era, lo que ella estaba sintiendo en esos momentos.

Se separó de él, avergonzada. Pero con una mirada decidida; él no estaba mejor que ella.

- Nada de eso pasará. No me vas a perder... No mientras yo este contigo y la Agencia. – le entregó el paraguas. Que fuese fuerte e independiente, no significaba que dejase de ser una mujer. – Cuídate de regreso a casa, Ranpo-san.

Salió corriendo, sin importar que se estuviese mojando. Al final, se dio cuenta de lo que pasaba.

Sonrió vencida.

Ella estaba enamorada. Y no podía hacer nada contra eso.

En cambio, Ranpo soltó sin querer sus dulces. Miraba con los ojos abiertos el camino por donde Akiko se había ido hace unos minutos; sus mejillas estaban coloradas, y no era por el frío.

Fueron en esos instantes donde Yosano se preguntó, si realmente había sido correcto haber besado a Edogawa.

Nadie lo sabía. Simplemente, dejó de abstenerse de mentirse, bajo ese día lluvioso. Con Edogawa Ranpo.

-Traumada Taisho

Soy mala al dejar esto "inconcluso", pero hoy estoy con ganas de hacerlos sentir mal. No, no tendrá continuación~, a la imaginación de cada quién.