Cap 43: Es que creo que estoy soñando.

1K 87 0
                                    

(...)

POV. Cleare Davies / Daven Smith.

Llegamos al lugar y yo lo observe emocionada, no era mi primera cita, pero si era la primera cita en la que me sentía totalmente cómoda. Dylan me tomó de la mano y yo sonreía como colegiala. Hace mucho que no me sentía tan normal.

- ¿A dónde vamos primero? – Pregunto Luke, caminando con Drew que venía ya con una cerveza en la mano y con un algodón de azúcar en la otra.

- Casa embrujada. – Les apuntó, todos asienten. Miro mal a Drew.

- ¿En serio? Parece que serás el típico tío borracho y soltero de la familia. – Digo riendo.

- Te falto, guapo y exitoso. Pero si soltero. – Dijo asintiendo. Y es que eso si se lo concedía era bien parecido.

- Déjalo ya Drew, no voy a cargarte esta vez. – Dije viéndolo mal y quitándole la poca cerveza que le quedaba.

- Como sea. – Se adelantó en la tétrica casa embrujada disfrutando de su algodón.

- ¿No quieres uno? – Me pregunta Dylan. Negué.

- ¿Sabes lo que te hace el azúcar? Eso es lo que evita que duermas bien en la noche, no es el porno o tus hormonas. – Dije riendo, Dylan lanzó una carcajada. Pasando una mano por mi cintura.

- Estas llena de sorpresas. – Ríe. Comiendo un poco de unas tostadas que compró en la entrada.

- Lo sé. – Dije comiendo de las que llevaba. Al final no era para nada aterrador lo cual explicaba porque era tan barato. – Subamos a eso. – Dije apuntando un túnel, donde se metían en un mini bote.

- ¿Si sabes a lo que van las parejas ahí, verdad? – Dijo sin dejar de comer sus palomitas de colores.

- ¿A qué? – Pregunte. Y luego caí rápidamente. – Ah bueno, veamos que podemos hacer en 10 o 15 minutos de recorrido. – Dije divertida arrastrándolo al lugar mientras el no dejaba de reír. El túnel por dentro, tenía cientos de lucecillas que brillaban, muy bonito para ser tan barato, al menos el agua estaba limpia. Voltee a ver a la pareja que iba delante de nosotros, ellos, bueno ellos quizá iban por la segunda ronda.

- Eso es aprovechar el tiempo. – Dijo Dylan riendo. Sin dejar de lado sus palomitas.

- Cierto. – Asentí comiendo con él. Yo la verdad estaba entretenida con el lugar. Cuando Dylan termino con sus palomitas volteo a verme.- ¿Quieres ver que tanto puedo aprovechar el tiempo? – Me pregunto divertido. Sentándome en sus piernas. Reí un poco nerviosa. – Tranquila, sé que iremos despacio, pero no pienso irme de aquí sin un buen recuerdo. – Río comenzando a besarme, acariciando las zonas adecuadas para que yo me sintiera a su completa merced.

- Sí que sabes dónde posicionar las manos. – Solté un jadeo cuando presiono un muslo. Soltó una risotada.

- Supongo. – Reí feliz. – Demonios, no puedo creer que seas real. – Dice besándome tiernamente. Palpando a su gusto mi cintura y caderas. De pronto levantó el rostro y sin dejar de verme posicionó una mano sobre mi pecho, acariciándolo suavemente y luego presionándolo y sonriendo. Volviendo a besarme feliz. – Ni te atrevas a desaparecer o algo así. – Dice mordiendo uno de mis labios, negué riendo.

- Claro que no...- Digo sincera. Parecía no querer dejar de tocar mis senos. Mis mejillas comenzaban a arder, y esto era demasiado hasta para mí, suspire intentando que las náuseas no se hicieran presentes. – Yo supongo que son demasiado pequeños, pero cumplen su función. – Digo llamando su atención, pues recordé que las voluptuosas eran de su preferencia. Este soltó una carcajada.

- Son perfectos así, Dios como no me di cuenta antes. – Termina abrazándome fuertemente. Sin dejar de besar mi rostro.

- Por cierto, tu madre quiere que vaya mañana a cocinar. – El asintió sonriente.

- Claro que voy a llevarte. – Besó mi frente.

- Así que disfrutaron el paseo. – Dijo viéndome mi hermana de pies a cabeza, acomodando mi cabello pues estaba un poco despeinado. Asentí nerviosa. Quejándome de repente por el labio mordido, mire mal a Dylan cuando me di cuenta. Este también tenía los labios hinchados.

- ¿Qué? Te dije que iba a disfrutar del recorrido. – Reí totalmente nerviosa por la risas de los demás.

- ¿Vamos a la montaña rusa? – Preguntó Maysie halando de la mano a Luke en dirección a esta. Me quedé parada en el lugar y Dylan me vio interrogante. –

- Ve tú. – Dije riendo nerviosa.

POV. Dylan Morton.

- ¿Tienes miedo? – Le pregunte esta asintió.

- No voy a subir. – Dijo sencilla, yo no pude evitar repasar su cuerpo otra vez. ¿Cómo no darme cuenta? Ese lindo trasero, esa pequeña cintura, caderas pronunciadas. Demonios, podría ir al infierno por un cuerpo como ese que me inducía al pecado. – Deja de verme. – Dijo evitando mi mirada y ruborizándose. Negué.

- Es que creo que estoy soñando. – Dije guiándola a una banca mientras esperábamos que el resto terminara su vuelta en la montaña rusa.

- ¿No vas a ir? –

- Creo que es mejor que hablemos y aclaremos cosas entre nosotros, en lo que él resto regresa. – Dije sencillo. Ella suspiro pesadamente.

- Te ofrezco una disculpa de verdad. – Me dijo sintiéndose culpable. – Sé que te sentías mal con eso de ser gay, pero te dije muchas veces que no eras gay. – Dijo con una mirada de culpabilidad en su rostro.

- Tranquila, eso me pasa por descuidado. – Digo sincero. - ¿Qué te dijo mi madre? – Pregunte acariciando su cabello que estaba más largo a como entro en la universidad y que era un simple novato.

- Ella solo me abrazo una vez para saber que era una chica. – Dijo soltando una carcajada.

- En mi defensa tus senos son pequeños, y no había visto bien tu cintura. – Dije riendo.

- No pero sí que la has tocado bien. – Dijo riendo nerviosa. – Ella me dijo que la siguiente vez que fuera, llevara ropa de chica. – Dice viéndome de reojo. Asentí totalmente de acuerdo. - ¿Qué dices? Le gustan las chicas femeninas o está bien si voy con algo parecido a esto? – Pregunto señalándose, no pude evitar repasarla, ella era muy femenina en realidad, aunque no actuara así, era algo que no podría ocultar.

- Con lo que te sientas más cómoda. Creo que si quiere que vuelvas a ir es porque le caes bien, mi madre en realidad es bastante directa. – Suelto. – Diablos, incluso mi madre, me siento como un tonto. – Dije pasando mis manos sobre mi rostro con un poco de frustración. Sus brazos pasaron alrededor de mi cuello, abrazándome, eso no había cambiado la calidez de sus abrazos, la comodidad de tenerlo conmigo, o bueno en este caso tenerla.

- De verdad lo siento. – Se disculpó otra vez, negué.

- Suficiente con que tu personalidad no cambie, porque en serio me siento enamorado de ti por eso. – Solté siendo sincero con ella.

- Claro que no voy a cambiar.– Dijo obvia. – Así de aburrida soy cariño. – Dijo lanzando una carcajada a loque yo también reí. Un llanto llamó nuestra atención. Era un pequeño niño decabello y ojos oscuros tres o cuatro años. Ella se levantó con rapidez al niño.    

Kings' College ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora