Cuando te das cuenta, a veces ya es demasiado tarde.

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Creía que actuando con normalidad, sonriendo cada día, podría ser más fuerte y afrontar todo lo que me viniera encima.

Y me guardé todo, en una oscuridad llena de silencio. Para mi.

No me di cuenta de que se me estaba escapando. Había algún tipo de fuga, y todo el dolor que escondía dentro estaba saliendo al exterior.

Y de repente, ya era tarde.

Sin saber ni como ni por qué, me encontraba sumida en ese silencio, en esa oscuridad que tanto me asustaba.

Pasó el tiempo, y me era imposible salir de allí. Nada me apetecía, simplemente quería dormir para olvidar y poder escapar de aquel lugar oscuro que se aferraba a mi como si de mi sombra se tratase.

Todo en mi mundo se desmoronaba, todo iba a peor. Me sentía sola, sin apoyos. Me sentía muerta.

Con los años, empecé a ver algunos rayos de luz, a los que no di importancia. Pero más personas fueron apareciendo en mi vida, aportándole luz y color, risas y sonido de nuevo.

Era mi momento para salir.

Con todas mis fuerzas lo intentaba cada día. Escribía mis pensamientos en un cuaderno de notas que posteriormente releeria y pensaría: "Esta chica esta loca". Pero no me importaba, porque volvía a sonreír.

Cada paso que di, cada esfuerzo que hice para salir de allí, mereció la pena. Porque ahora puedo mirar a alguien a los ojos y decirle que le quiero, sonreírle y decirle que soy feliz.

A veces, siento que vuelvo a entrar en ese lugar oscuro que tanto me aterraba de niña, pero ahora me doy cuenta de que es necesaria la oscuridad para poder apreciar la luz.

Y es que cuando te das cuenta de eso, a veces ya es demasiado tar....

Desahogo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora