VII. De vuelta.

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El día en que debieron volver a South Park hacía un calor insoportable que mantenía a todos los niños sudados.

Wendy suspiró por quinta vez en la misma hora mientras revisaba que todos los alumnos hubiesen subido en el avión y estuvieran en sus respectivos puestos.

— ¿Alguien sabe dónde está el señor Garrison?

— Está en el baño follando con un hombre.— Cartman se encogió de hombros mientras seguía comiendo de sus papas— Yo quería ir a cagar y lo escuché gemir.

— Bien, esa información es suficiente— Wendy suspiró y apoyó su cabeza en el hombro del mayor, quien le miró con una ceja alzada.

— ¿Y al final que hiciste con esa rubia oxigenada? — Wendy rodó los ojos.

— Nos arreglamos.

— ¿En serio? ¿Cómo demonios perdonaste a esa bruja?

— Bebe no es una bruja, y ella me pidió perdón primero ¿sabes? No todos son una mierda como tú, Eric.

El nombrado bufó antes de encogerse de hombros.

— De todas formas, si me entero que esa maldita te hace sentir mal... Te juro que la mato.

— ¿Ah? ¿Y eso?

— Yo soy el único que puede hacerte sentir mal Wendy, si veo que lloras por alguien que no sea yo te juro que me voy a enojar.

Wendy miró a Cartman atónito antes de dejar escapar una risa y golpear al chico en el hombro.

— Bien. Te juro que tú serás el único que me joderá la vida por siempre.

— Bien, y tú seguirás siendo la única que me joderá las bolas por siempre.

Wendy rodó los ojos y se volvió a acomodar en el hombro de Cartman para dormir durante el viaje, y aunque la azabache no lo haya visto, ella estaba segura que su mejor amigo no había evitado sonreír ante sus palabras.

Y no se equivocó, Cartman sonrió al sentir a la azabache acomodarse en su hombro, y cuando creyó que ya estaba medio dormida, comenzó a jugar con su cabello.

A lo lejos el castaño pudo ver cómo la rubia le miraba con recelo, Cartman dejó escapar una risa mientras le alzaba el dedo medio.

Bebe miró ofendida desde su lugar a Cartman y volvió su vista al frente molesta.

— Ese maldito culo gordo, ¿qué se cree? — A su lado, Sky miró a su amiga con una ceja alzada.

— ¿Será que él es el mejor amigo de Wendy? No lo sé, una teoría loca de mi parte.

Bebe rodó los ojos mientras veía a la pelirroja acurrucarse junto a Stan y cerraba sus ojos preparándose para dormir en el largo viaje de vuelta a casa.

Bebe por su parte sólo suspiró y se recostó en su asiento, buscando que canciones escuchar ya que ella no podía dormir durante los viajes.

Entre las canciones vio algunas de Ed Sheeran y no pudo evitar sonreír al recordar la mágica noche que tuvo con la azabache.

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