Parte 4

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🐺

Cuando terminó la película, Loki se levantó para lavar los trastos utilizados. Hizo una nota mental para hacerle saber a su amante que debía adquirir un mejor gusto para las películas y con urgencia.

El lobo saltó del sofá y lo siguió en todo su recorrido. Le encantaba molestar al hechicero de esa manera, siguiéndolo tan cerca que a veces se tropezaba con él cuando no prestaba la suficiente atención. Al entrar a la cocina, golpeó su hombro contra los muslos del dios y fue a beber un poco de agua de su tazón.

Los ruidos que hacía mientras bebía eran exactamente los mismos que cuando se lo comía. Loki sintió su rostro caliente, razón por la que aparto los ojos de forma inmediata de aquella lengua que su cuerpo ahora conocía tan bien y empezó a lavar los platos. Apenas empezaba con la sartén cuando sintió un rastro húmedo y a la vez brisa cálida en su trasero.

Inevitablemente una sonrisa adorno su rostro - ¿quieres mi trasero muchacho? – ronroneó, mirando debajo del brazo al animal, quien le dio un codazo en el espacio bajo el nudo de su bata, soplando suplicante. Estaba listo para continuar, ahora que había sido alimentado e hidratado.

Demasiado.

Loki estiro sus brazos hacia su espalda para empujar el hocico con su mano jabonosa – Paciencia. Me tendrás tan pronto como termine con esto – el lobo le gruño suavemente, indicando su disgusto. Ignorando su mano, volvió a golpearlo con el hocico insistentemente.

Solo por eso, Loki decidió darse prisa. Casi nunca utilizaba la esponja de acero, pero esta ocasión lo requería. El sonido del metal contra metal inundo la cocina y sintió que el hocico se retiraba.

Bueno.

Y luego una peluda cabeza se escurrió bajo el dobladillo de su túnica. Pelaje suave cepillando contra la parte posterior de sus muslos. La nariz húmeda y fría tocó la parte de atrás de sus bolas mientras el lobo buscaba su agujero. Al encontrarlo, comenzó a recorrer los alrededores y con su flexible lengua moldeaba cada grieta, dibujándola en rastros húmedos.

Gimiendo en voz baja, Loki separo un poco más las piernas para el lobo, dándole acceso a lo que el animal quería, pero este dejó de lamer. Se quedó allí, giro su hocico y se sentó en el suelo empezando a acicalarse. Dos pueden jugar este juego, parecía decir.

- ¿en serio? – pregunto Loki en voz alta. No recibió respuesta alguna. Con un bufido termino de lavar la sartén dejándola a un lado sintiendo como una corriente fría acariciaba sus bolas haciéndolo estremecer.

Rodando los ojos, Loki seco sus manos en un paño de la cocina y arreglo la parte posterior de la bata sobre su culo. Tuvo que arquear la espalda para evitar que se deslizara hacía abajo, lo que solo sirvió para exponerse más.

El lobo se acercó y le dio una lamida a medias. Burla sin duda alguna.

- Bueno, ¿qué te parece esto? – Loki agarró la botella de aderezo ranchero, que para entonces estaba a una temperatura agradable, la abrió con una mano y dejó que algo del líquido se escurriera por su grieta.

Funciono a la perfección. El lobo lo lamió con avidez, sin dejar que goteara hasta sus bolas.

Los párpados de Loki se cerraron, y su cuerpo voluntariamente ofreció su culo aún más, rogando silenciosamente por esa dulce lengua que acariciaba sus nalgas una y otra vez, lamiéndolo para limpiarlo. Por supuesto, ya que la salsa no estaba dentro de él esta vez, el lobo solo lo lamió un par de veces, pero fue suficiente para hacerlo temblar de deseo y arder de anticipación. Terminó de organizar el mesón tan lentamente como pudo, deteniéndose una vez para agregar más salsa cuando el lobo mostró signos de disminución.

Oh, Tony [IronFrost]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora