capitulo 6

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  Toda esa tarde estuvo preocupado por el estado del  preso y cuando regresó a las once en punto para su turno,tenía no sólo la comida, sino crema antiséptica y un algúnanalgésico extra fuerte contra el dolor que había comprado enla farmacia de camino. El farmacéutico le había aseguradoque era lo más fuerte que se podía comprar sin receta.El tipo del segundo turno al que relevo le dijo que lascosas habían estado muy tranquilas, y que el preso no dijo nipío. Tan pronto como se fue, jimin cogió una vela y salió porel pasillo. El dulce olor del lobo era cada vez más fuerte, tanfuerte que era casi irresistible para él mientras caminaba porel pasillo. Tan pronto como entró, el lobo levantó la cara yolfateó el aire ligeramente. jimin  fue rápidamente a su lado ypuso su mano sobre su brazo sin siquiera pensar en lo queestaba haciendo. El instante en que le tocó, el lobo saltó yapartó bruscamente el brazo lo que las cadenas le permitían.

 —Lo siento —tartamudeó jimin . No pretendía... —Su vozse apagó al darse cuenta de que no tenía ni idea de cómoterminar la frase. ¿Qué demonios había hecho que lo tocaseasí? Este era un puto hombre lobo, un monstruo, y tenía querecordar este hecho. Otro pensamiento que llegó rápidamentefue que pronto sería follado por este mismo monstruo, perosorprendentemente, la idea no lo alarmó como debería. En sulugar, hizo que su polla se llenara y se tensionara contra susvaqueros.Se aclaró la garganta y se sentó sobre sus talones.

 —Tehe traído un poco de crema para la espalda. Si me permites,te la pondré. Es sólo un poco de crema antibiótica con unpoco de analgésico en ella. ¿Puedo? ¿Vas a inclinarte unpoco?El hombre vaciló durante un buen rato antes deinclinarse hacia adelante lentamente y torcerse para que jimin se pusiese detrás. jimin  abrió la bolsa que había traído decasa y cogió primero la todavía caliente y húmeda toallita que  había traído con él, envuelta en papel de aluminio. Concuidado, pasó la toallita sobre las rayas, tratando de limpiaralgo de la sangre seca. El lobo tomó aire a través de susdientes mientras jimin  trabajaba, pero no hizo ningún otrosonido. A continuación, jimin  extendió la crema antibióticasobre las ronchas tratando de calmarlo, y cuando terminó, sesentó a contemplar su obra.

 —Bueno, eso debería ayudar un poco, pero lo querealmente necesitas es ver a un médico. —jimin oyó cómo deestúpido sonaron las palabras al segundo que salieron de suslabios, y se mordió el labio, deseando poder guardarlas devuelta. Todavía sonrojado, le tocó suavemente en la partesuperior de su hombro—. Si deslizas hacia abajo tusvaqueros, puedo hacerme cargo de eso también. Las ronchas,quiero decir —dijo, sonrojándose furiosamente.El lobo no se movió, y al principio jimin  pensó que no ibaa hacerle caso, pero luego levantó sus caderas y deslizó lospantalones hasta la parte superior de sus muslos. No llevabanada de ropa interior, y jimin  pensó por un momento que sucorazón se detendría dejando de latir.El hombre estaba sin circuncidar, y la vista, aunqueciertamente no inaudita, era bastante rara en los hombresmás jóvenes con los que había estado que parecía un pocoextraño, incluso primitivo. No sólo era enorme, largo ygrueso, estaba tan duro que podía clavar clavos con su pollasi quería. Lo más extraño de todo, era que tenía una extrañaprotuberancia redonda alrededor de la base de su pene. Lerodeaba y causaba que su pene tuviera el perímetro de unapequeña pelota de béisbol en su punto más grande. Seasentaba a la derecha en la raíz, medio oculto por su matarojiza de vello púbico. Los médicos le habían hablado de estenudo y sospechaban que algunos de los productos químicosque intervenían en el proceso de apareamiento venían de estaanomalía. Sonó como algo desagradable cuando le dijeron al respecto, pero no lo era en absoluto. Era hermoso, como todosu lobo. jimin  conscientemente trató de calmarse y poner surespiración bajo control. En unos segundos, fue capaz decalmarse lo suficiente como para ver realmente en la tenueluz que quien había azotado a su lobo no se limitó a dañarsólo su espalda. Parecía que tuvo mucho placer en colocarlatigazos justo al lado del pene y el escroto del lobo.—Oh Dios —susurró jimin —. Lo siento mucho. —Llegó atocar las rayas sangrientas, sintiéndose extrañamente fuerade control. Ese olor que venía de su piel estaba nublando sucerebro, y parecía no poder pensar con claridad. Se sintiódominado por ello, como si tuviera que acercarse, tenía queconectar de alguna manera con esta hermosa criatura.Sin pensar antes en absoluto, inclinó la cabeza y apretósuavemente los labios contra la cabeza del pene de su lobo,tirando hacia atrás el prepucio y usando su lengua para giraralrededor de la amplia y suave como la seda cabeza, haciendotodo lo posible para besarla mejor. En vez de alejarse, el lobomovió sus caderas hacia arriba y un profundo gemido escapóde sus labios.La propia mano de jimin  le traicionó y llegó a tocar allobo. Estaba indeciso al principio, con miedo de causarle másdolor, pero se encontró con la mano moviéndose hacia elnudo. No podría haberlo dejado aunque lo hubiera querido.Tomó un dedo y lo tocó, esperando que el lobo lo alejaraviolentamente. En su lugar, empujó sus caderas de nuevohacia el contacto de jimin  con un rápido y urgentemovimiento el cual emocionó y aterrorizó a jimin.                                                            jimin  moviósu mano con cuidado por el eje, emocionado por la respuestaque recibió. Cuando llegó a la cabeza, el pulgar de jimin , frotóhacia adelante a través de la ranura, esparciendo el líquidopre seminal que se escapaba de ella por la punta.  

  El lobo gritó de placer y se mordió el labio inferior,gimiendo. jimin  puso su lengua sobre la cabeza y lamió. Sabíatan dulce y salado a la vez. jimin  lamió su camino lentamenteabajo de su eje, hasta el nudo y haciendo círculos con sulengua suavemente. Se sentó sobre los talones y despuéspuso su boca sobre su longitud, tratando de tomarlo entero.No podía tomarlo todo, pero se las arregló para conseguirbajar sus labios hasta el nudo. Cada vez que sus labiosrozaban sobre él, acariciándolo con su nariz, el lobo se volvíaloco en serio, sacudiendo sus caderas y haciendo un sonido amitad de camino entre un gemido y un gruñido. El sonidodebería haber asustado a jimin , pero sólo lo excitó más ymás. Redobló sus esfuerzos para dar placer al lobo.Una de las manos de jimin  se extendió para toquetear yacariciar sus pobres y maltratadas pelotas, mientras tomabala polla del lobo en su boca de nuevo. El lobo sacudió suscaderas hacia arriba, empujando su enorme pene incluso másprofundo en la boca de jimin. había chupado a unmontón de chicos antes, pero nunca había sido tan intenso,tan increíble. Quería sólo darle placer, hacerle gritar de nuevocon una intensidad sin sentido. El lobo tiró de sus ataduras, y jimin supo que quería poner sus manos en la parte posteriorde su cabeza para mantenerlo en su lugar, pero no lonecesitaba. jimin no tenía intenciones de ir a ninguna parte.Otra profunda estocada y el lobo se derramó en su boca.Aunque jimin casi nunca había tragado el semen de otrohombre antes, quería el de este de una manera que no habíacreído posible. Los condones no eran necesarios con un lobo,le había dicho el médico, ya que eran en su mayoría inmunesa las enfermedades humanas. Su semen era salado, perotenía un sabor dulce al que Evan podría acostumbrarse. Tragóy luego levantó la cabeza para cubrir la boca del lobo con lasuya, dejando que se degustara a sí mismo en sus labios.El lobo le devolvió el beso, pero volvió la cabeza  ligeramente hacia un lado para susurrarle:

 —desvéndame. —Ruborizado, con miedo de quitarle la venda de los ojos ymirarlo a los ojos, jimin vaciló. 

—No puedo.La voz del lobo se hizo más firme.

 —jimin, quítame lavenda. jimin  se acercó sin pensar más allá. Luego, con la manoa mitad de camino de la cabeza del hombre, se detuvo y tomóaliento bruscamente. 

—Espera. ¿Cómo sabes mi nombre?Otra leve vacilación, un endurecimiento de los deliciososlabios.

 —quítamela, maldita sea. jimin negó con la cabeza, como si despertara de unsueño. Se sentía como si hubiera estado bajo algún tipo dehechizo y fuera simplemente volviendo a la realidad. Se pusoen pie y retrocedió hacia la puerta.

 —No —dijo con firmeza.Miró la escena delante de él, el hombre encadenado a lapared, sus vaqueros empujados sobre sus muslos y sumagnífica polla todavía curvándose hacia arriba con orgullo,sólo ahora empezándose a suavizar un poco. ¿Que en nombrede Dios había hecho? jimin  se volvió y salió corriendo de lahabitación, cerrando la puerta tras él.  




bueno hasta aqui la atualizacion espero lo disfruten nos leemos pronto .....

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