Introducción.

2.2K 79 17
                                    

Habían pasado diez minutos desde que Harry se había subido a aquel coche de su primo. No sabía exactamente que era lo que se suponía que iba a hacer ahora.

Su respiración se había acelerado hacía pocos minutos y aunque su mente le gritaba que arrancara el motor y después acelerara sin importar lo que estuviera por medio; su cuerpo estaba paralizado, no respondía a ningún movimiento. Miró al frente y mientras introducía la llave en el contacto vio por el rabillo del ojo su reflejo en el espejo retrovisor. Aquella imagen que se encontró no le gustaba en lo más mínimo: unos ojos verdes de brillo apagado en un rostro pálido que lograba que sus grandes ojeras fueran aún más notorias, si es que aquello era posible.

Harry observó su regazo por unos segundos, suspiró y sin abrir los ojos, movió la llave arrancando el coche mientras aceleraba sin todavía mirar al frente.

No sabía lo que estaba haciendo, pero algo dentro de él le decía que era lo correcto.

Aunque Louis llevaba casi un año trabajando como psicológo todavía no lograba acostumbrarse a lo que un trabajo como el suyo suponía. Por eso quizá cuando por la mañana, tras haber llegado a su consulta se encontró con una llamada de urgencia en el hospital no pudo evitar que los nervios se apoderasen de él por completo.

Porque aunque habían sido contadas las veces que había trabajado con pacientes de hospital, ninguna de las experiencias le había dejado buen sabor de boca. Amaba su trabajo, de aquello no dudaba, pero colaborar con los hospitales significaba tratar con pacientes suicidas y aquello no le gustaba en absoluto.

Así que ahora mientras se coloca la famosa bata blanca junto a una placa donde se pueden leer "Dr. L. Tomlinson" piensa que debe estar tranquilo, él nunca se pone nervioso. O al menos eso era lo que siempre se obligaba a creer.

Caminaba lentamente hacía la habitación de su nuevo paciente mientras leía con atención el parte que le había dado una enfermera minutos antes. Sabía que aquello podría haberse tomado de otra forma si el implicado en el accidente no tuviera antecedentes de intentos de suicidio y una depresión desde años atrás. Porque después de todo un accidente de coche puede tenerlo cualquiera, ¿no? Pero aquello era diferente.

- ¡Louis! - una voz tosca con fuerte acento lo llamó, e incluso antes de mirar al dueño de aquel irritante sonido a la cara, Louis ya sabía quien era. - Cuanto tiempo sin ver a mi joven psicólogo favorito.

"En realidad sólo dos semanas" pensó él mientras alzaba el rostro y se encontraba de frente con el prestigioso doctor King, que como su apellido decía era todo un mito en lo que a psicología de Reino Unido se refería.

- También me alegro de verlo, doctor. -Louis pensaba que nunca había puesto una sonrisa tan falsa como la de aquel momento y por supuesto esperaba que no se notase.

Y si en un primer momento el joven psicólogo pensó que King se había tomado mal su ligero desprecio, este solo rió de forma casi cínica.

- ¿Sabes por qué estás aquí joven Tomlinson?

Louis frunció el ceño de forma ligera, prácticamente imperceptible. ¿Acaso no era obvia la respuesta?

- Pues doy por hecho que para tratar a un paciente, doctor.

Louis volvió su vista al informe mientras King seguía observándolo de cerca.

-Oh, Louis, sabes que fuiste mi favorito de toda tu promoción por esa profesionalidad que desprendías desde un primer momento pero a veces pecas de inocente.

Louis no pudo evitar mirarlo con confusión mientras su ceja derecha se alzaba prácticamente sin él quererlo.

- Verás, Louis, este caso me lo asignaron esta mañana tras los médicos no saber que hacer y bueno, aunque yo creo ya saber la solución para este joven quiero que tu me ayudes.

"Arrogante" pensó Tomlinson.

Así que sin ganas de buscar pelea, asintió y minutos después se encontraron ambos en una habitación blanca mientas un joven de pelo rizado era examinado por una enfermera.

Lo primero que llamó la atención de Louis fue la mirada casi vacía del chico mientas la enfermera le ponía una venda alrededor del brazo.

- Bueno, Harold, te importaría contarnos que ha ocurrido hace unas horas cuando ibas en el coche.

El joven, Harold, ni se inmutó ante la voz de King.

- Harry, me llamo Harry. - Dijo tras unos minutos sin dejar de mirar a ninguna parte.

El doctor King siguió intentando sacar algunas palabras de Harry de forma fallida. Era como si aquel chico estuviera a miles de kilómetros de una ruidosa Londres, sumido en su propio mundo, el cual Louis esperaba que fuera más pacífico dada su expresión, aunque después de todo simplemente estaba allí, en una insípida habitación de hospital,a unos pocos metros de él y del arrogante de King.

Louis no pronunciaba palabra, solo observaba, quizá para no darle al psicólogo que tenía a su lado una posible prueba de error o quizá porque no podía dejar de mirar a Harry y su pálido rostro que ahora estaba marcado por heridas de lo que parecían ser arañazos de cristales rotos.

Tras pasados quince minutos, el doctor King se cansó de intentos nulos y dejó que las enfermeras siguieran curando las heridas que Harry tenía por todas partes.

- Sabes Louis, creo que debo pedirte perdón chico. No debería haber hecho que vinieras, así que si quieres puedes marcharte ahora mismo. Hay veces que los pacientes llegan demasiado lejos y no hay nada que nosotros ya podamos hacer. Y ese Harry Styles es uno de ellos.

- No. - Murmuró Louis de forma casi instantánea. Sabía lo que significaba aquella frase y por alguna extraña razón, Louis no quería que eso pasara. -Quiero hacerme cargo de este caso, creo saber que necesita Harry Styles.

King asintió, aunque por esa mirada Louis sabía que aquel hombre pensaba todo lo contrario

Por eso quería demostrárselo, que él era más de lo que todos pensaban.

Que él podía salvar a aquel chico y es que en el fondo sentía la necesidad de hacerlo.

Holaaaa!! Soy Emily y esta es mi primera historia Larry, espero que os guste y no dudéis en comentar o votar. Muchos besos. ❤

Efectos Secundarios.|| Larry Stylinson. [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora