La llegada

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—Señor, el paquete ha llegado con anticipación.
—Bien, llévenlo a la sala principal y yo decidiré que haremos con él.
La imponente presencia de aquel hombre lograba intimidar a todos los presentes. Sus ojos cafés, fríos y calculadores provocaban escalofríos a aquel que ose mirarlos.
Se acomodó las mangas de su traje oscuro e inició su marcha hacia la sala principal con sus secuaces pisando sus talones.
— ¿Está todo listo, Namjoon? — preguntó El Jefe sin mirar a nadie en particular.
—Sí, señor. — Contestó el susodicho con voz clara y firme.
Sin dar respuesta alguna ingresó a la habitación donde un joven muchacho se encontraba atado a una silla, con los ojos vendados y en ropa interior, temblando de miedo, esperando el veredicto del Jefe.
Sin delicadeza alguna, El Jefe le quitó el vendaje de los ojos. El muchacho tardó unos cuantos segundos en abrirlos para acostumbrándose lentamente a la brillante luz que cubría la fría sala.
—Tu nombre— Exigió El Jefe mientras estudiaba detenidamente el cuerpo del muchacho de cabellos castaños.
— ¿Don-dónde estoy? — El muchacho preguntó con voz temblorosa.
—Tu. Nombre. — Repitió perdiendo la paciencia.
— Kim...— Respondió a medias al sentir aquella profunda voz.
— Kim ¿Qué?
—Taehyung. Kim Taehyung.
—Edad.
—22—la voz del muchacho comenzaba a quebrarse. Aun no se atrevía a verlo a la cara. Sentía que si lo hacía podía meterse en mas problemas de los que ya tenía.
—Bien. Kim Taehyung, ahora formas parte de mi formidable equipo. Próximamente mi mano derecha te dirá las reglas y Hoseok te entrenará para fortalecer un poco esta barriga — dijo apretando la mínima grasa abdominal del muchacho, quien se estremeció por el contacto repentino— Y también te enseñará el oficio.
— ¿Oficio? — preguntó Taehyung sin entender a lo que ese hombre se refería. El Jefe se agachó a la altura de su rostro tomándolo del mentón para obligarlo a mirarlo, pero el temor a las consecuencias lo obligaba a seguir con su mirada clavada al suelo.
—Esto es un prostíbulo, niño. — Con la sorpresa y miedo grabados en la mirada, Taehyung finalmente se atrevió a mirarlo encontrándose por primera vez con el rostro de su captor. Quedó hipnotizado por esos ojos castaños, ese cabello azabache y piel pálida que tenía enfrente. Parecía una escultura de hielo; Perfecta y helada.

Por primera vez alguien se atrevía a sostenerle la mirada y eso era algo que al Jefe no le gustaba. Se sentía invadido y vulnerable. Aquella mirada chocolate lo provocaba y estaba despertando una sensación extraña para él.

De repente la puerta se abrió dando paso a un chico rubio, quien llevaba una expresión solemne en el rostro.
—Con que esto es la nueva mercancía— dijo el rubio acercándose al Jefe quien le llevaba como una cabeza en altura y, sin embargo, mostraba una actitud tan dura que no quedaba atrás. — Veo que ya estuviste estudiándolo ¿Vale la pena para el negocio?— soltó el rubio sin importar de que se tratase de un ser humano.
—Sí...— Dijo Jungkook en un susurro recuperando su postura firme. —Dile las reglas, Jimin y mándalo con Hoseok. — Sin decir nada más el Jefe se marchó casi corriendo.
Sorprendido por la actitud de su jefe, Jimin trató de entender que había pasado con ese muchacho para que se comportara tan raro. Nunca, en sus años de conocer a Jungkook, lo había visto actuar de esa forma tan desconcertada, él era una persona que se mostraba fuerte e impenetrable en cuanto a sentimientos se tratase y más frente a sus empleados.
La mirada oscura del rubio observó despectivamente a Taehyung, tratando de encontrar algo que justificara tal reacción en El Jefe. Sin querer perder más tiempo, comenzó a ponerle al tanto de cómo funcionaban las cosas en aquel lugar.
—Solo hay tres reglas vitales que debes cumplir. — comenzó a caminar alrededor del chico con una sonrisa maliciosa en el rostro. — Primero; Complacerás a cualquier cliente que desee tu compañía. Dos; no hablaras o responderás nada a menos que se pregunte. Y tres; tienes completamente prohibido ver o pronunciar el nombre del Jefe Jeon Jungkook.
—Jungkook.... — susurró con tal suavidad que parecía que con solo pronunciar su nombre  acariciara su alma.

PARA COMPLACERTE/ VKook-KookV-VMin♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora