With love Elle. [Ed Sheeran]

Capítulo 1

Estaba de camino a casa, y para el bien de mis males estaba lloviendo, respingando, deduje que pronto se avecinaría una tormenta así que traté de ir más rápido, así que apresuré mi paso. Pero pasó lo inevitable. La lluvia era cada vez más fuerte y por ende me detuve bajo un gran y frondoso árbol el cual me brindaba un poco de sombra. Me detuve a esperar deseando a que la tormenta cesara un poco pero resultó lo contrario.

Me había resignado, y estaba a punto de salir corriendo como un rayo a la velocidad de la luz, pero justo en el momento de salir corriendo una persona captó mi atención.

Era un chico quien estaba en el cementerio que se encontraba del otro lado de la calle frente al frondoso árbol donde me estaba refugiando.

No sé que era más llamativo: su físico o el hecho de que estaba parado como estatua bajo la lluvia.

Sí, sí, te he comparado con una estatua.

Creo que la combinación de los dos lo hacía más... interesante.

Su cabello era rojo, casi un incendio andante de piel blanca y muy pálida.

Era lo único que pude apreciar ya que la distancia y la lluvia no me eran de mucha ayuda, lo único que sabía era que su cara lucía triste, demasiado triste.

Quise acercarme un poco más para apreciarlo mejor -aún no sé con exactitud Ed, de por qué lo hacía, sólo me causaba curiosidad, bueno tú me causabas curiosidad- pero fui un poco obvia porque fui notada por su mirada. Me incliné hacia atrás, deseando haber pasado de desapercibida y creo que lo había logrado porque el chico siguió en lo suyo. Rodé los ojos ante mi torpeza y me acomodé mi mochila donde llevaba algunos libros de la biblioteca; y no es que me encantara la lectura, simplemente lo hacía porque en menos de tres días comenzaría el segundo año de preparatoria, y era mejor estar preparada para todo tipo de cosas. Sobre todo si eres de nuevo ingreso.

El año pasado no fue mi mejor año, por que tuve demasiados 'problemillas'.

El chico desconocido se inclinó hacia una lápida y dejó sobre esta una rosa blanca.

En ese momento aproveché para escabullirme por los arbustos aunque la lluvia seguía, prefería correr hasta llegar a casa.

Y fue exactamente lo que hice; corrí como desquiciada hasta llegar a casa.

Mis manos temblaron un poco al momento que intenté introducir la llave en la cerradura hasta que lo logré. Entré y me quité mi abrigo y lo aventé a un lado y dejé caer la mochila al suelo.

Hogar, dulce hogar.

Comencé a buscar a mi padre pero supuse que estaría trabajando. Eso era algo muy común en él pero aún así me preocupaba por él.

Subí a mi cuarto y alcancé a ver mi reflejo en el espejo y gruñí al ver mi apariencia; estaba mojada, empapada, despeinada, toda una flacucha sin gracia.

Cambié mi ropa por una prenda seca y bajé a trompicones, dando pequeños saltos hacia la cocina; quería té. Amaba el té, bueno amo el té -y tú lo sabes-.

Tomé la taza y la llevé a la sala y me dispuse a ver el televisor.

En realidad siempre hacia eso, me encantaba gastar electricidad, encendía el televisor más no ponía atención a lo que miraba por que siempre estaba pensando en algún tema o problema. A veces pienso que pienso demasiado.

Recosté mi cabeza hacia atrás, en el respaldo del sofá suspiré hondo y cerré los ojos.

Fue como si una mini película de cintas y casetes se reproducieran en mi mente.