Capítulo 03

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«Abriendo heridas»

“Ciudadanos de Shizuoka dicen haber visto a Todoroki Shōto por primera vez luego de cinco años de desaparecido en la plaza de Tahakura a eso de las 13:55 PM. Dónde afirman tuvo un desafortunado y conflictivo encuentro con el actual héroe número dos Bakugō Katsuki, mejor conocido como Ground Zero quien lo habría agredido fuertemente en el rostro sin provocación alguna de manera injusta e impulsiva hasta hacerlo sangrar por razones que aún son...”

—¿Así que era eso? ¿Fuiste a ver a Katsuki? —interrumpió Fuyumi mientras apagaba la televisión de la sala para entonces fijar su cariñosa y preocupada mirada grisácea en el pensativo, distante y entristecido semblante de su hermano menor— Shōto...

Quién pese al llamado cargado de preocupación en la voz que escuchaba provenir de su hermana, lo ignoraba. Pero no lo ignoraba porque él quisiera, sino que lo hacía debido a que toda su atención se encontraba centrada en un único hombre. Ese que seguía visualizando delante de él con los ojos llorosos, el entrecejo fruncido y una mirada llena de dolor y furia hacia su persona.

Una mirada que de sólo recordarla, le hizo pensar en que quizás no debió haber vuelto. Porque de no haberlo hecho, probablemente no estaría sintiéndose tan culpable como lo estaba haciendo en ese momento. No estaría lamentando el no haber pensado mejor las cosas antes de hacerlas, así cómo había ocurrido con aquel esperado y desastroso reencuentro que deseaba más que nada concretar, sin detenerse a pensar ni un segundo en las consecuencias que sus egoístas actos pudiesen provocar en el contrario.

Sin pensar en que seguramente llevar a Bakugō engañado a aquel parque lleno de gente y recuerdos era un terrible error. Sin pensar en que tal vez, la buena intención que tenía de volver a su ciudad natal con el motivo de curar viejas heridas del pasado que le concernían únicamente a él y al rubio ceniza sólo causaría que éstas se abrieran y profundizaran aún más de lo que ya estaban.

Porque a Todoroki Shōto en todos sus años de ausencia en la vida del ojirubí jamás se le pasó por la mente que ese supuesto amor que le profesó Katsuki la última vez que se vieron fuese verdadero. Nunca pensó en la posibilidad de que aquel fuerte y orgulloso chico de carácter explosivo llegaría a sufrir tanto por su partida. Y es que si bien el contrario parecía haber abierto su corazón de una manera tan directa, profunda y honesta que lo hizo dudar de su pensamiento por unos segundos, él aún así se obligó a creer que aquellas dos palabras que habían salido de los tersos y medianamente rosados labios de su ex compañero y amigo eran una mentira.

Aún cuando los profundos ojos color rubíes del contrario parecían brillar con un deje de vergüenza y tristeza, ambos escondidos detrás de aquel característico entrecejo fruncido que llevaba al momento en que lo rechazó luego de que el contrario le robará ese impulsivo pero significativo beso para ambos, siguió pensando que esos sentimientos románticos por parte del rubio ceniza hacía su persona sólo eran una confusión momentánea de su parte.

¿Pues cómo iban a ser verdad? ¿Cómo iba a creer que el explosivo Bakugō Katsuki se había enamorado de él siendo que ni siquiera él se podía amar a sí mismo?

Debía de estar confundido, fue su respuesta más lógica. Porque a decir verdad, él también lo estuvo en su momento debido a todas sus vivencias juntos, y cómo no estarlo, si de ser rivales pasaron a congeniar bastante bien entre ellos en cuestión de meses. Convirtiéndose en esa clase de amigos que se confiaban sus más íntimos secretos. Porque él confiaba en Bakugō y viceversa, ambos sabían que podían revelarse lo que fuese sin pena o vergüenza alguna de por medio, sin miedo a que alguno abriese la boca con otros. Y si bien él tenía una clase de amistad similar con Midoriya al igual que el ojirubí tenía esa confianza con Kirishima, ambos se habían admitido una vez que no era lo mismo.

Bésame, bastardo [TodoBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora