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Querido Mío:
escribo esta carta esperando melancólica y optimista a la vez, que sus alas cobren fuerza y lleguen a tus manos.
No voy a decirte que vengas a mi inmediatamente porque estoy consciente de que tenés mucho que hacer, pero... No voy a negarte que la distancia que nos mantiene presos comenzó a lastimarme, siento que tu ausencia me duele y tus caricias del pasado me están cortando como la brisa más heladas.
Aquellos recuerdos en los que me veo envuelta por tu hermosa esencia me eleva y derriba hasta caer en la locura... He miradado unas mil veces cada foto tuya y al concentrarme viendo tu precioso rostro me siento besada por tus labios carnosos... Recuerdo que te gustaba que te los mordiera suavemente.
La sala se convirtió en un desorden repleto de nuestros álbumes y sobre con fotos, eran transitable... me quede dormida.
No entiendo porque, creo que dormí unas dos o tres horas y de repente, desperté y estaba todo ordenado, como si nada hubiera pasado.
¿Lo soñé?
No creo, aparte me resulta y imposible culpar a la empleada doméstica ya que la muy irresponsable no viene hace un mes y ni siquiera llama.
Amor... Siento como si mi soledad ha hecho la fuerza suficiente para traer vestigios de tu presencia a mi, como las hojas son arrastradas por el viento otoño: te siento en la cocina preparando el desayuno, en la sala leyendo el diario... O en el patio sentado en tu reposera favorita junto a los sauces donde yo te espero.
Por la noche siento o presiento tus manos invadiendo las sábanas y recorriendo todo mi cuerpo, no despierto... No quiero, sólo sonrío.
Tuve el mismo sueño: "Voy por la calle luciendo el vestido azul que tanto te gusta y mi cartera de hilo, me gritas te amo, volteo y te sonrío... "
Esta mañana desperté otra vez recostada a un cordón de la vereda, les pido explicaciones a los vecinos y me ignoran, no me hablan.
¿Me estaré volviendo loca? Tengo miedo

Amada AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora