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la sala del hospital se sentía fría y apesadumbrada

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la sala del hospital se sentía fría y apesadumbrada. daba la sensación de que no traería nada bueno.

changbin odia los hospitales desde que tiene memoria. piensa ignorantemente que las personas solo sufren una vez que entraban allí. será por eso que cada vez que le preguntan algo relacionado con el tema no sabe qué responder, ni siquiera recuerda la última vez que se realizó un chequeo rutinario.

no lo calificaría exactamente como sufrimiento, sino como incomodidad el hecho de ver al padre de felix cruzar el umbral de la puerta. fue peor cuando el hombre se le acercó con un ímpetu cargado de autoridad.

tragó saliva, nervioso.

(en realidad no podía asegurar que era su padre porque en realidad no se parecía en nada al exrubio (no tenía pecas preciosas ni brillantes, nada, solo piel lisa y arrugada. su cabello era más oscuro que el tono natural de felix. además evidentemente provenía de allí, de corea), no obstante, como es el tutor de felix y a la única persona que llamaron, debía ser él).

—¿dónde está mi hijo? ¿qué le ha sucedido?

habló directamente hacia changbin cuando tranquilamente podría haberle preguntado a cualquier enferma, después de todo, felix no corría riesgo de muerte y el señor no se oía precisamente con un tono preocupado o exaltado sino más bien algo enojado.

se podría decir que fue odio a primera vista.

—él se haya en observación en este momento, señor. pronto saldrá algún médico a hablarnos de su estado.

changbin se mantenía jugando con sus dedos de los nervios que ese hombre le generaba.

—¿y tú...? —cortó la frase estudiándolo de pies a cabeza, y continuo: —ah, tú eres el florista —concluyó el hombre mirándolo con un poco de repulsión. —y, ¿qué hacías tú con mi hijo?

tú, tú, tú. de repente se convirtió en una tarea muy difícil para el chico tener escucharlo.

changbin pensaba que en vez de estar tratándolo como si fuera basura, debería agradecerle el haber traído a su hijo al hospital, aunque sabía que eso no pasaría nunca. era una cuestión de orgullo y de calidad humana, y el dinero del señor lee no le permite ni perdonaría que se rebajara ante un cualquiera.

una manera clásica en todo el mundo de canalizar la ira es apretar fuertemente los puños y callarse ante la otra persona, y changbin no es la excepción. estaba intentando con todas sus fuerzas no caer en las provocaciones del padre de felix.

y aunque fue difícil, se tomó su tiempo y le explicó todo el hecho de principio a fin con todos los detalles, cuidando cada uno de sus gestos, palabras y tonos con los que su voz proyectaba el incidente acontecido. fue sumamente sutil y dedicado al hablar y, cuando terminó, el hombre con el que se encontraba hablando atinó a decir algo, pero se calló cuando en cuanto vio al médico salir.

changbin tragó saliva otra vez.

Marchitos || ChangLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora