Capítulo uno.

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El exquisito aroma a rosas inunda mis fosas nasales; siempre me ha encantado tomar un buen baño, sea cual sea la ocasión.

— ¡Valeria tenemos sólo una hora, apresúrate!— me gritó Melany desde el otro cuarto.

— ¡Ya voy! — respondí yo.

Era cierto, la cena con mis padres era en una hora y yo aún no estaba cambiada.

Con pesadez me levanté de la tina llena de espuma y me enrolle una toalla en el pelo y otra en el cuerpo, puse mis pies dentro de mis sandalias rojas de baño, y salí con dirección a mi cama.

Ví que Melany no se encontraba en mi cuarto y me dispuse a buscar un vestido para la ocasión, o bueno lo que se podría encontrar en este armario.

“¿Que se supone que me pondré?”

— ¿ Mela, me podrías ayudar a escoger ropa? — grité logrando que se escuche hasta el otro cuarto.

Porque sí, Melany y yo compartimos departamento. La conocí cuando tenía diez años, cuando se mudó a mi calle. Su familia es muy divertida y menos reservada que la mía. Se podría decir que fue mi mejor amiga desde un primer momento, y aunque a mis padres y hermano no les gustó que tuviera una amiga de familia tan "liberal" — como ellos la llamaban — terminaron por aceptar, aunque esta claro que mí hermano por más odioso que pueda llegar a ser, me ayudó un poco alegando que si él tenía amigos yo también podía. Gracias Anthony.

Desde que mi familia la aceptó, somos inseparables, juntas vimos pasar nuestra infancia, adolescencia y ahora estamos juntas en la universidad.

Yo ví en primera fila como aquella niña de coletas y vestido rosa, se convirtió en una joven de tez clara, pelo castaño oscuro, una sonrisa hermosa y una personalidad exhuberante; en otras palabras mi hermana de corazón, mi mejor amiga Melany.

— Toda tu ropa parece de monja, no sé en qué podría ayudar — escucho decir, volteo a ver y me encuentro con Melany, su cuerpo enrollado en una toalla.

Le sonrió al ver que ya está bañada.

— Es lo que hay — digo y me dirijo hacia el cajón de mi ropa interior.

— Pues te podría prestar algo de ropa — dice revisando el armario en busca de algo.

— Sabes bien que si mi mamá me vé con algo tuyo le da un paro cardíaco— río y sigo con la tarea de secar mi pelo.

— Si tienes razón, aún recuerdo cuando no te permitirán ponerte ni si quiera polos de tiras, se desmayo se desmayo cuando te preste un polo que tenía los hombros descubiertos — ambas reímos al recordar ese pequeño incidente — lo único bueno de eso fue que al menos luego de eso ya te dejó tener los hombros descubiertos—

— Sí, nunca olvidaré su cara — digo sentandome en la cama.

— Bueno, tienes suerte que soy mágica y puedo ayudarte — la veo con atención — encontré el vestido ideal ¡tarán! — y con una gran sonrisa saca un vestido color melón con cuello de tortuga, manga cero y pequeños detalles a la altura del busto.

“Muy lindo y reservado ”

—¡Perfecto! Por eso te quiero tanto — exclamó robándole un pequeño abrazo.

— Por eso y más cariño, te dejó, tengo que encontrar algo que no haga que tú madre muera del susto — dice y se aleja riendo.

Enseguida dejo caer la toalla al suelo y me deslizó en el vestido.

Meto mi cabeza y mis brazos  por su respectivo lugar, con un truco que aprendí de Melany me subo el cierre,y GUALÁ, estoy lista con el vestido.

Me acerco al gran espejo a lado del estante y "modelo".

Zapatos de tacónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora