『 2 』

2K 185 99
                                    

-Alteza, no creo que sea buena idea dejar que el príncipe Hans se quede aquí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Alteza, no creo que sea buena idea dejar que el príncipe Hans se quede aquí. Podría hacerle daño a usted y a su hermana, ha cometido traición a su moral, y debe ser castigado bajo la palabra de su reino -le susurró Gregory en un pobre intento por hacer cambiar de parecer a la monarca, claro que desde una distancia considerable de la ojiazul.

-Está encadenado, ¿qué daño podría hacernos? -respondió Elsa dándole la espalda a su consejero, mientras veía por la ventana al rey Marco charlando con su hijo menor y unos cuantos hombres bajando el equipaje de la carroza frente a la entrada del castillo.

-Majestad, ¿acaso no recuerda lo que estuvo por hacerle?

Ella cerró los ojos al tiempo en que aislaba todo sonido en su alrededor.

-¡Elsa, no!

Crack.

-Todos merecemos un nuevo comienzo, ¿no lo crees Greg? -ella giró un poco su rostro, para poder echarle un vistazo.

-Por supuesto mi reina pero... -su voz se fue apagando.

-Sólo hay que intentar tratarlo de manera cordial e indiferente. No pido que me comprendas, sólo que obedezcas. ¿Podrías hacer eso, en honor de mi padre? -terminó por voltearse, para quedar cara a cara con él.

Gregory asintió, con la mirada en bajo y un rostro fruncido. No podía hacer más que hacer lo que se le pedía.

-Como usted ordene -contestó.

Ella sonrió de lado, que rápidamente se desvaneció.

-¿Ha llegado alguna carta de mi hermana? Prometió no cortar comunicación alguna conmigo -caminó a su escritorio, con la esperanza de encontrar algo que le indicara si la menor estaba bien.

-Aún no alteza. Pero no se preocupe. Seguro está pasándola muy bien en su luna de miel junto a Kristoff -con su mano hizo un gesto desdeñoso.

-Eso espero -dijo en bajito, no esperando a que respondiera.

El profundo silencio, incómodo y cansado que se había instalado se vio interrumpido cuando el hombre de baja estatura se marchó de la sala. Seguramente algo olvidó hacer, porque su expresión se vio sonrojada y asustada.

Ella relajó su postura y se dejó caer en su asiento frente al escritorio.

-Esto de ser una reina seria no va conmigo -murmuró, riéndose de sí misma.

Se sacó los guantes. Y comenzó a jugar con sus dedos, formando pequeñas figuritas a la altura de sus ojos.

-Ay Annie, me siento muy sola sin ti -hizo un puchero, cuando no logró crear una Anna de escarcha.

-Listo, señor Michael. ¿Qué más debo hacer? -un hilo de voz, masculina y fina pudo traspasar las paredes, llegando a los oídos de Elsa, quien pronto se halló parada, asustada sin razón alguna.

Qᴜᴇʀɪᴅᴀ ᴇʟꜱᴀ, ᴛᴏᴅᴏꜱ ꜱᴏᴍᴏꜱ ᴍᴏɴꜱᴛʀᴜᴏꜱ | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora