- ¿Cómo fue posible que tú, tan tú, llenaste su corazón?
- De la misma manera que tú, tan tú, lo dejaste ir.
- Tú sin conocerle, llenaste su corazón, y lloro por ello, pero hay algo que debo advertir, aquellos trucos encantadores, aquellas pequeñas artimañas que envuelven son una repetida sucesión de la sinfonía que él y yo habíamos creado.
- Aprenderá nuevos sonetos junto a mí.
Sin embargo mi alma y mi mente deseaban, opacar su felicidad diciéndole la verdad de su esencia.
Deseé en revelarle que al inicio de la primavera, coincidimos, que la bella lluvia del sol iluminaban sus ojos color miel ante mí, que aquellos riso bailaban con el viento solo para mí que nuestros labio concedían en uno, mientras el sol se ocultaba que aquel jardín guardo nuestros secretos más íntimo.
Que la primavera trasformo nuestros corazones al mismo ritmo que trasforma la naturaleza, que él no solo me salvo del naturaleza misma si, si no de mi propia naturaleza.
Que el calor inundaría nuestros corazones, llevándonos de un juego al más bello momento de placer.
Que llenaría mi mundo de bellas nubes tornadas en beige y rosa.
Que el ser tomada de su mano, no solo era relevante para mi si no para el mundo. A pesar de ello enfrentamos batallas, en las suyas y yo las mías; pero siempre juntos, salvándolo de lo suyo y el salvándome de lo mío.
Que las peleas, se revelarían como la más bello en este mundo, siempre compitiendo por amor, el amor que nos teníamos y con el cual peleábamos.
Que al final de las noches se apagaron nuestros corazones, y se dividieron en la constante lucha de estar juntos siendo ajenos. Pacientemente seriamos I N C O N D I C I O N A L E S en uno con el otro, aunque eso significara sacrificar nuestra felicidad a costa de la del otro.
Que aunque nos habíamos vueltos ajenos, el destino se empeñó en regresarnos al mismo punto de partida, pero con cierta ventaja ganada.
Que lo que al principio ser desastroso, se ha convertido en lo más bello.
Que fue una canción de amor diciendo eres la chica que yo amo, que quiero ser aliado del mi tiempo, y que jamás quiso apartarse me mi bella carita.
Que fui una canción de amor diciendo que todo se trataba de nosotros, que éramos incondicionales, que solo deseaba salvarlo, y que al final se volvió el adiós de un gran amor.
Que un cumpleaños se convertiría en el más significativo de los días, con nosotros no había días festivos pues festejábamos todos los días.
Que jamás mencionara mi nombre como recuerdo en objetos que con el tiempo se convirtieron en su pasatiempo favorito.
Que utilizo las palabras más bellas con migo, y que el repetirlas en ella, era solo por el hecho de que ya no existían más palabras.
Que al final el invierno marchito nuestros corazones.
Deseaba decirle tantas, para que las repitiera con él y me recordara.
Pero me di cuenta que aquella que vagabundeaba en pensamientos ante ella, no era yo.
Así que yo regrese al mundo y enfrente su mirada y la mía, basto solo con decir;
- Contamos las estrellas, y nos perdemos de la luz de la luna, cuando en realidad ya tantos admiran a la falsa luz de la luna, sin darse cuenta que las estrellas a pesar de ser muchas, son únicas, cada una con su propia luz, nos dejamos deslumbrar ante lo obvio y jamás nos dejamos revelar por aquello que hay detrás, harán sonar su propia composición, es cierto; pero jamás tendrá impregnada el toque de un alma libre, libre como cada una de esas estrellas, que no dependen de la luz del sol para brillar.
Y entonces lo supo, su mira se desvió de la mía, para comprender que a pesar de todo ella me había liberado de ser esclava del sol, y me volvió un alma libre para dar mi propia melodía e irradiar mi propia luz.
Supo entonces que era Feliz.
Y yo, sonreirá, porque a pesar de ya no formar parte de mí me volvió hacer sentir la persona más bella del mundo. Y me marche como el alma deseosa de vivir que era.
Y ella, regreso a su encadénate rutina de ver la luna brillar con luz ajena.
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Sinfonía de Estrellas y Luna
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