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Los corazones rotos no van a ningún sitio—esa fue la conclusión a la que llegó Yukhei, con dieciocho años y un corazón roto, sentado en las gradas luego de haber hecho un largo viaje solo en tren

Los corazón rotos se quedan donde los rompieron, mejor dicho, se quedan con la persona que los rompe y es posible que éstas jamas lo sepan, que nunca siquiera imaginen que ese peso que están cargando es un corazón ajeno, son los sentimientos que alguien entregó o que quizás nunca lo hizo pero aún así ellos lo tienen sin saberlo

se quedan en los recuerdos, en esos planes a futuro, la imaginación que corrió ideando una relación única y especial que jamás ocurrió, los corazones rotos se quedan allí, se llenan de polvo, se vuelven viejos y quedan abandonados

y no es como si otro corazón saliera, tampoco es como si se curara, simplemente vas por allí intentando sentir nuevamente ese cosquilleo en el vientre, el corazón acelerado y la ilusión de un nuevo amor

pero uno nunca olvida cómo le rompieron el corazón, porque eso queda con quien lo rompió, y es un gusto amargo que se recuerda de vez en cuando, a veces hasta inconscientemente. 



Quizás la prueba de que el amor iba a ser un fracaso estaba justo ahí pero Yukhei no queria verlo, a pesar de que sabia que Tennie era simpático y atraía a las personas como los faroles a los insectos pero Ten nunca había tenido relaciones seria, se veía tan ajeno al amor, en el fondo creía que él podría ser todo lo que su mejor amigo queria

y es que tal vez alguien de afuera pueda verlo absurdo ¿él? por supuesto que no, pero Yukhei sentía que había algo muy diferente entre ellos, él no tenia una conexión tan profunda con Jaemin, y eso que eran mejores amigos, en cambio con Ten todo era diferente, cada pequeña cosa se sentía especial, no podía ni siquiera estar en la misma habitación porque todo alrededor se sentía tan caliente como un sauna, se ponía nervioso y se sonrojaba por cualquier cosa 

pensaba que a Ten podía ocurrirle lo mismo, habían gestos suyos que lo confundían, que le daban esperanza, y al final eso había sido su perdición, que la esperanza era lo ultimo que se perdía y Yukhei creía que en esto también se aplicaba 

pero ahora estaba llorando a cantaros como un niño pequeño, podría crear un río con sus lagrimas, no, un mar. 


—deja de llorar—suspiró Doyoung metiendo bananas dentro de la licuadora—sólo.. dios, Ten es estúpido, estoy seguro de que él siento algo por ti.  

—es tú culpa—sollozo Yukhei cubriéndose el rostro con sus grandes manos—¡me dijiste que había oportunidad!

Yukhei no pudo continuar quejándose porque Doyoung siempre tenia un as bajo la manga, en este caso era el espantoso ruido de la licuadora triturando las frutas. 

—pero es que yo digo tantas cosas—burló el mayor, sin embargo, no había gracia en su mirada, Yukhei ni siquiera había podido ser capaz de confesarse y aún así tuvo que sentir el sabor más amargo del rechazo, cuando ni siquiera puedes llegar a la meta entonces te quedas allí con las palabras en la garganta, y eso duele, es peor que un nudo, se siente como tener atascado un montón de agujas. 

—si no me hubieses dado esperanza.. ¿cómo es que no sabias que alguien le gustaba? ¿es alguien de su universidad? ¿es guapo? fui a verlo al juego pero no lo vi siendo cercano a nadie.. ya sabes, más de lo normal

—¿te vio?—prefirió preguntar Doyoung sirviendo dos vasos con licuado 

Yukhei encogió los hombros—no lo sé, él estaba ajeno a  lo que sucedía alrededor, quedo en segundo lugar, ni siquiera sé cómo lo ha hecho sentir eso, siento que ya no le conozco.. 

¿A dónde van los corazones rotos? Ten x YukheiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora