Infernó [Vikturi]

[Extra 1]

Las manos del albino recorrieron su torso con una sonrisa.

El menor gimió bajo y soltó un tenue suspiro al sentir la intromisión del peliplateado, abrió más sus piernas brindándole más acceso mientras se aferraba a su espalda.

"Te amo" susurró el de orbes celestes mientras el japonés enterraba sus uñas en su espalda y las embestidas contra su próstata subían cada vez más de tono.

Sus corazones se sintieron cálidos con cada caricia y roce, pero el corazón del más pequeño era el más afectado por las emociones.

Ya no era débil, ya no era estúpido,ya no era un estorbo ni mucho menos un asesino.

Su nombre era Yuuri Katsuki,un hombre de actualmente 23 años, que se entregaba por milésima vez a su esposo Viktor Nikiforov de 27, quién ya no era un adicto, quién había salido de la mierda sacandolo a el también y se había convertido en un exitoso novelista.

Las lágrimas comenzaron a descender por su rostro,se sentía sobre estimulado,los castos besos en sus labios lograron tranquilizarlo y esbozo una sonrisa.

Las cosas habían cambiado desde que se había perdonado así mismo, desde que había aprendido a que sí nadie lo amaba,el debía amarse así mismo,y aunque no fue fácil obtuvo muchas recompensas.

Viktor dio una última estocada en su interior y después de que saliera de él con cuidado,el asiático contesto su teléfono con la respiración agitada.

"¡Yuuri! Dijiste que vendrías a ayudarme con las cosas de la fiesta para Yurio!"

Espetó el moreno a través de la bocina, fingiendo estar molestó, pero su voz siempre animada delatando que era lo contrario.

-¡Oh,lo siento! Lo olvidé.- hizo un puchero con sus labios, regularizando su respiración.

"Supongo que te interrumpí en un mal momento" insinuó el tailandés, provocando que las mejillas de Yuuri se encendieran.

Cuando colgó y escucho las risas de Viktor supo que todo estaría bien.

Ya no odiaba más el invierno,el viento frío que antes calaba sus huesos ya no podía derrotar a la calidez de su interior.

El infierno había llegado a su fin.