Para las personas que no me conozcáis, me presento, soy Natalia, una chica de dieciocho años. Para entender toda mi historia, tienes que retroceder al pasado, concretamente diez años atrás.
HACE DIEZ AÑOS...
La verdad es la que la vida que tengo a día de hoy no me disgusta, tengo ocho años, y por lo que a mi me respecta no me puedo quejar de nada, poseo todo lo que una niña de mi edad podría tener, excepto por un pequeño detalle, la falta de una familia estructurada. Mis padres se separaron hace unos dos años aproximadamente, mis padres tomaron caminos distintos. Actualmente, vivo con mi hermano Daniel, mi madre y finalmente su pareja, y eso no es todo, me mudé por culpa de la pareja de mi madre, dejando atrás todos mis amigos y mi familia, en la que se incluían mi padre y su pareja, mis hermanastros, mis tíos, primos...
Se puede percibir la ausencia de algo tan importante en esta edad, una estabilidad. A veces intento integrarme entre las demás personas, pero para mí, es algo muy difícil, me da miedo no sentirme aceptada y que me excluyan, pero eso ahora mismo me da igual, porque tengo a la persona más importante a mi lado, mi hermano, lo normal es que todos tengamos a alguien en el que nos sentimos protegidos con el simple hecho de su presencia, y en mi caso es mi hermano Daniel. A él, tampoco le hizo mucha gracia la idea de cambiar de aires, pero él consiguió integrarse entre los demás niños.
El cambio de aires no me sentó nada bien, pero yo intentaba aparentar que sí, para que a mi madre no se le quitara la sonrisa de la cara, todos queremos la felicidad de nuestra madre y yo no iba a ser distinta. Pero esa felicidad empezó a desaparecer con el paso del tiempo. Mi madre empezó a enfermar, no salía de la cama en todo el día, le costaba caminar, a veces hasta llegaba a escuchar la agitación de su respiración. Mi hermano y yo, lo único que podíamos hacer, era darle la medicina, es muy doloroso ver a unas de las personas que más quieres en este mundo, pasándolo mal, pero ahí no acababa nuestra preocupación, la pareja de mi madre no venía a casa, pero cuando lo hacia, desaparecía al rato y no nos ayudaba a llevarla al hospital. Mi hermano con once años y yo con ocho sacábamos la casa y la salud de mi madre hacia delante, pero no salió como esperábamos.
Una de las tantas noches que dormí en esa casa, nos despertamos con un ruido, estábamos desorientados, cuando vemos aparecer por la puerta a una de las hijas de la pareja de mi madre. Ella nos dice que nos calcemos y cojamos un poco de ropa que esta noche dormiríamos en su casa, pero yo no quería dejar sola a mi madre y de haber sabido lo que iba a pasar tampoco lo hubiese hecho.
La peor imagen que yo tengo guardada en mi retina, fue la última imagen que tengo de ella y desde luego nada agradable de recordar.
No conseguí pegar ojo en toda la noche, no paraba de pensar en como se encontraba mi madre, en si le había pasado algo, miles de preguntas en mi cabeza y ninguna respuesta. Por la mañana, nos quedamos asombrados al ver a mi padre, no nos lo podíamos creer, esos cinco meses sin él se nos habían hecho eternos. Era un momento de felicidad inmensa, pero eso desapareció en décimas de segundo. Las palabras de mi padre se me clavaron en el pecho, como si de cuchillos se tratasen, las palabras literales fueron:
" Mamá se ha tenido que ir al cielo"
Esas ocho palabras tan duras, frías, hirientes, me rompieron el corazón. La escena no fue nada agradable para mi, las lágrimas recorrían el rostro de mi hermano y el mío, a la vez que se hacía una laguna de ellas en el suelo de la habitación.
La vida da muchísimas vueltas, de un momento a otro, te rompe todos los esquemas y todos los planes de tu vida desaparecen por completo.
A partir de aquí empezareis a conocer lo que supuso esto en mi vida y como lo afronté...
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" Chica desahogada"
Novela Juvenil¿Os habéis parado a pensar lo que supone un cambio radical en tu vida? Esta es mi historia, una chica que cambia completamente ante una desgracia que le sucede dentro de su círculo familiar, pero ahí no acaba la cosa, en el trayecto de su vida, empe...