Coraza

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Y armé a mí alrededor un muro
para protegerme de la correspondencia que no hubo.
Ladrillo tras ladrillo, lagrimitas de dolor,
me iba encerrando hasta que me quedé sin color.

Fue mi inconsciente,
el que se esforzó en protegerme,
de mi misma, del doloroso volar del pensamiento
y la amarga sensación de cada momento.

Pasan los días, sigo encerrada entre las cuatro paredes que armé.
Hice una pequeña ventanita, que me deja ver la vida desde una posición de la que nunca saldré.

Veo las nubes pasar, los amores reunir, a las almas pasear y al viento fluir.
Y yo aquí, en esta soledad que por siempre y para siempre
será mí porvenir.

Poesía libreversistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora