Mi novio es un bot

Incómodo

—Él es así de chistoso —sonrió incómoda Lola, con ganas de estrangularlo.

—Oh descuida, me agradan los chicos con sentido del humor —sonrió Carmen.

—¿En serio? —preguntó con una sonrisa divertida Clark—. ¿Quieres qué te cuente otro chiste? Yo iba a ser tu regalo.

Jude frunció el ceño, y Lola le pellizcó la mano al rubio.

—Sí, suficientes bromas por ahora ¿Y si comemos afuera? —propuso la morena rápidamente.

—Me parece una excelente idea —le dijo Carmen—. Los esperamos abajo.

—Gracias.

En cuanto los vio a ambos entrar al ascensor, se dio vuelta y le dio un cachetazo a Clark, tomándolo por sorpresa.

—¡¿Cómo carajos se te ocurre decir algo así?! —exclamó furioso—. Esto ha sobrepasado los límites, Clark, realmente fuiste muy lejos con esa estupidez. Y más te vale que si planeas quedarte aquí, comiences a comportarte, no toleraré otra estupidez como está de nuevo —le dijo saliendo de su departamento, dando un portazo.

Todo lo que necesitaba, lo llevaba en su cartera, ya le inventaría alguna buena excusa a Carmen y su novio. Lo que menos necesitaba, era que el imbécil de Clark, le terminara por arruinar la noche.

El rubio se tocó la mejilla, aún aturdido. Ella le había pegado, realmente se había enojado con él.

-o-o-o-o-

Volvió con una gran sonrisa a su casa, ese chico era muy simpático como Carmen lo había descripto, había hecho una gran elección.

No como el idiota que estaba acostado en su sofá, quien era un completo cretino.

—Hola.

—Hola —le dijo sin mirarlo, caminando hacia su habitación.

—¿Te divertiste?

—Sí, mucho.

Se metió al baño, y él la esperó sentado en la cama. Varios minutos después, Lola salió del mismo, vistiendo su camisón.

—Quiero dormir —le dijo tomando un pote de crema para el cuerpo.

—Em, yo... Lo estuve pensando, y sé que actué mal, lo siento.

—Okay.

La miró, y al ver que ella ni siquiera le estaba prestando atención, asintió con la cabeza.

—Que descanses.

—Adiós.

Volvió al sofá, y se tiró sobre los almohadones, mirando molesto al techo. Ya se había disculpado ¿Por qué diablos seguía tan enojada?

Fabricio saltó sobre sus piernas, y caminó tranquilo sobre él, acostándose en su abdomen.

—Sí, tranquilo tú, gato feo, acuéstate donde quieras.

El minino ni se inmutó, y comenzó a ronronear, cerrando los ojos.

—Que noche más patética —bufó.

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Giró molesto en el sofá, escuchando el timbre sonar. Quien estuviera del otro lado de la puerta, realmente quería que le abrieran.

Caminó hasta la sala, y abrió de mala gana la puerta, observando a un alto tipo castaño, delgado, con lentes de marco blanco.

—¿Y quién eres tú? —preguntó con confusión.

—Eso debería preguntarte yo a ti, que vienes a tocar timbre a mi casa.

—Soy Emilio.

—Tu nombre no me dice nada, Emilio.

—Soy la ex pareja de Lola.

—Que bien, yo soy Clark —le dijo dándole la mano—. La actual.

—¿Q-Qué? ¿Ella está contigo? Pero...

—Así cómo lo oyes amigo, soy su actual pareja —le dijo cruzándose de brazos—. ¿Y para qué has vuelto, Emilio? ¿Se te olvidó el orgullo o algo así?

...