conociéndonos

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Pov tamara

—tienes hambre —pregunta dylan cuando salimos de la tienda, solo asentí por alguna razón no he dejado de pensar en la llamada de sebastian, me decidí por  olvidar lo que hice pero ahora ya estoy segura de que jamas lo haría—¿te encuentras bien? —veo su mano moviéndose de arriba abajo sobre mi cara.

— ¿que haces? Quita tu mano de mi cara— le dije dándole un manotazo

—te fuiste al limbo —Tenia su ceño fruncido —¿ en que pensabas?

—ahh...en que tengo que comprar ropa interior— yo dije eso, no lo podía creer

—¿ quieres que te acompañe? — me regala una  sonrisa torcida

—no, puedo esperar—llegamos a "pequeño café" un lugar muy popular para la multitud de la universidad. Dylan me guió a una mesa libre al lado de las ventanas teníamos buena viste hacia el cine así que veríamos cuando mateo y Liz salieran de ver la película no paso desapercibida las miradas que le dan a Dylan ,

—¿Cuánto tiempo tienes que llegaste de la gran manzana? — toma el menú y lo empieza a mirar.

—solo una semana— mi mirada se dirija a sus labios llenos y carnosos, sabia con solo verlo sabia que era el típico jugador pero mi cuerpo reaccionaba de una manera extraña a su lado.

—¿ y porque regresaste?, sabes por lo general las personas quieren irse no regresar— deja el menú y le hace una seña a una camarera.

—tenia que regresar — solo esa fue mi respuesta.

—listo para ordenar —pregunto la señorita pechos falsos— hola Dylan

—hola cassie, queremos una hamburguesa especial con ración de papa y refresco grande, y mi novia va a querer una ensalada

—no quiero ensalada— le interrumpí —quiero lo mismo que tu, — odio las ensalada, me gusta comer lo que se me plazca para eso le dedico unas cuantas horas al gimnasio todos los días. La señorita pechos falsos se fue dejándonos solo de nuevo

—¿crees en el destino? —da pequeños golpeteos en la mesas con sus dedos.

—y esa pregunta a que se debe —me gustaban muchos sus ojos, contrólate Mara , —estas siempre es tu táctica para ligar con las chicas.

—porque eres tan ruda— no pensaba que era ruda, no tengo ningún razón para serlo, solo que este chico me ponía nerviosa y no sabia como reaccionar delante de el. —sabes de vez en cuando es bueno bajar tus defensas.

—no soy ruda, no tengo motivos par hacerlo —respondí con total sinceridad

—es muy bueno saberlo— durante nuestra cena charlamos cosas triviales como o cual es nuestro genero de  música favorita y no podíamos ser mas diferente ami me gustaba los clásicos y a el el rock, a mi me gusta leer un buen romance y a el las historias de terror.

—es en serio tienes que leerla es muy hermosa —estaba recomendole  orgullo y prejuicio unos de mis libros favoritos

—no gracias, ya vi la película para un ensayo de la segundaría , — termino de tomarse su bebida.


—No eres nada romántico— tomo mi bebida y le doy un sorbo

—¿donde esta estipulado que para se romántico nos tiene que gustar todas esas cusileria? —me dice levantando sus ceas, este chico irradiaba pura arrogancia y confianza

—en ningún lado , pero siempre es bueno tener una pizca de romance— me encojo de hombro desviando su mirada.

— hay manera de ser romántico sin todas esas palabrerías que hay en los libros— se recostó en su siento—yo tengo mi propio estilo.

—el de las cavernas—susurre mas para mi que para el.

—si esperas que te llene de flores y bombones creo que te equivocaste de siglo.

—yo no espero nada de ti — pero este chico es un igualado puede que este muy bueno pero no por eso quiere decir que me gusta

—creerme nena, tu y yo terminaremos junto— su voz denotaba tanta seguridad ya confianza que estuve por creerle. Desvié mi mirada de la suya y me percate de que las persona salida del cine

— creo que y a salido la función de tu hermano y Liz, deberíamos irnos— tome mi cartera y saque mi monedero

—por favor no te puedo permitir que pagues la cuenta— me dijo dejando en la mesa un billete de 20$

—pensé que no era lo tuyo ser un caballero. — me levante y me dirijo a la salida

—los cavernícolas también pagaban su cuentas —eso me hizo reír un poco—así me gustas mas

Caminamos en silencio a la entrada  del cine pero Dylan me detuvo

—porque paramos— le pregunto

—solo espera un segundo y observa— lo mire raro y me hizo señas con su cabeza para que girara, seguí su mirada y allí en la entrada del cine estaban Mateo y Liz dándose un beso, podía sentir la   ternura  que ellos dos emanaban, el sostenía su mejilla con mucha delicadeza como si tuviera miedo de hacerle daño.

—mas te vale que tu hermano no le rompa el corazón a Liz — le digo

—de eso no me preocupo, Mateo es un bueno chico bueno, lo que me preocupa es otra cosa—nos detuvimos de nuevo

—que te preocupa que mi hermana le rompa el corazón a tu hermano —murmure

—no, que tu me lo rompas a mi— y me beso. 

 

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