Capítulo III

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 Estaba recostada en el mueble junto a la cama de mamá cuando alguien pronunció mi nombre.

 -Regina -reconocí la voz al instante era mi ángel perfecto Miguel. Abrí lentamente los ojos y aún un poco grogui respondí

 -¿Qué hora es?

-Las siete, he conseguido un vuelo a Londres para las dos de la tarde, ya le avisé a tu tía.

-¿A las dos, tan pronto?, ¿es necesario que me vaya hoy?, quiero estar más tiempo al lado de mi mamá

-Sí-dijo rápidamente- tienes que irte hoy.

-Está bien, supongo que tengo que ir al aeropuerto ya, si quiero estar a tiempo, ¿por qué no estás vestido con tu bata de médico?-recién en ese momento me di cuenta que no la llevaba puesta.

 -No iba a dejar que fueras sola, eres solo una muchachita de 15 años.

-UY! Hablo el señor mayor. -Dije sarcásticamente-ni que tuvieras muchos años.

 -Tengo 25, soy mucho más maduro que tú jovencita. Despídete de tu mamá, en el aeropuerto desayunas algo, vamos. Te dejo a solas con ella para que te despidas.-Diciendo esto se retiró.

 -Te voy a extrañar mucho mami, te amo-la abracé muy fuerte y las lágrimas brotaron por mi rostro.

 Salí de su habitación y vi a Miguel con unas maletas.

 -Me tomé la libertad de comprarte un poco de ropa, y lo indispensable con lo que debes llegar allá.

 ¿Un poco de ropa?, tenía tres maletas grandes y dos bolsos.

 -Miguel no creo que pueda aceptarlo.

 -Vamos ya lo compré, no lo devolveré.-Me miró con su carita de ángel perfecto.

 -Está bien-dije resignada-vamos.

 Fuimos al aeropuerto, entramos a una cafetería y pedí lo más barato que hubo, no quería hacer que Miguel gaste dinero, sentía que ya estaba haciendo demasiado por mí, pasé la revisión y esperé hasta que llamaran mi vuelo. Cuando al fin anunciaron mi vuelo, Miguel me acompañó hasta las cintas, donde él ya no podía ingresar.

 -Buena suerte, te llamarán desde el hospital todos los días para avisarte de cómo está tu mamá. Si no te llamamos, llama tú en uno de los bolsos está el número

 Le di un gran abrazo, el deshizo mi abrazo, levantó mi rostro y presionó sus labios contra los míos dulcemente.

 -Tienes que irte ya- me dijo.

 -Última llamada de abordo a los pasajeros del vuelo 12547 con destino a Londres-dijo una voz.

 Miguel volteó y se fue, lo vi caminar a lo  lejos y tuve unas ganas inmensas de ir corriendo tras él, pero decidí que lo mejor era abordar ese avión.

 Subí al avión, me puse los auriculares y cerré mis ojos, intentando dormir, no sé cuánto tiempo estuve dormida, pero calculo que habrán sido unas dos horas, un olor peculiar captó mi atención, un aroma dulce y delicioso. Entreabrí los ojos y vi unos perfectos rizos a mi costado.

 Terminé de despertarme e intenté hablarle.

 -Hola, ¿disfrutando el viaje?-dije un poco insegura.

 -No mucho, no me hace feliz llegar a casa, mi nombre es Garret, Garret Manson. ¿Tú eres?

 -Me llamo Regina, Regina Schneider.

 -Un gusto conocerte, y cuéntame ¿vas de vacaciones a Londres?

 -La verdad voy a vivir allá, pues sucedió una tragedia con mi familia y pues parece que mi vida tiene que tomar otro rumbo- una lágrima traicionera cayó por mi rostro

Dime una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora