Capítulo 5: A solas (2/3)

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Narra Samuel

En cuanto Mangel y Rubén desaparecieron (de la manera más rara posible) por uno de los senderos, a mi niño y a mí no nos quedó de otra que ir por el otro lado, lo cual fue horrible. Aunque el camino estaba casi siempre despejado, este era cuesta arriba, cuesta ¡ARRIBA!

Tal vez fue el hecho de que cuando desperté estaba más preocupado por encontrar a Willy o tal vez la adrenalina de mi cuerpo no me dejaba sentir bien el dolor de mi pierna, pero ahora que el momento había pasado y tenía a Willy a mi lado ya no había nada que alejara mi mente del dolor, y por todo lo santo, mi pierna dolía.

Estaba seguro que a cada momento cojeaba más y más. Aunque iba apoyado en Willy, este parecía que no se enteraba de nada, desde hacía ya un rato atrás caminaba con la mirada perdida y una sonrisa pícara en el rostro. Estaba tramando algo, lo sabía, lo conocía tan bien.

-Cualquier broma que estés preparando no va a funcionar Willy.- dije adelantándome a los hechos

Prefería concentrarme en Willy y en lo que sea que lo tuviera distraído antes que sucumbir al dolor, era mejor pensar en otra cosa, y ¿que mejor que en mi niño?

Al contrario de cualquier respuesta cortante que pensé que recibiría de él, me dijo:

-Te duele mucho el pie?

-Sí, un poco, ya sabes, lo normal.

Su pregunta me dejó desconcertado, pensé que se pondría a la defensiva o algo, como siempre que le descubría alguna de sus travesuras antes siquiera que las llevara a cabo, que me diría algo como "Pero Samule, tío que dices, si yo nunca haría eso". Su preocupación me enternecía.

-Qué te parece si nos sentamos un rato?

Ok, ahora sin duda sabía que estaba tramando algo, él no era así de amable conmigo y menos después de haber "ganado" yo la ronda anterior al hacerlo sonrojar. Frunciendo el ceño le tomé la palabra y nos sentamos a un lado del sendero, después de todo descansar mi pierna era algo que realmente necesitaba.

Con cuidado me senté en el piso, esperando que Willy también lo hiciera, pero en lugar de eso se quedó de pie frente a mí, apoyando las manos en sus caderas.

-Qué pasa? - le pregunté

-No nada, es que veo que estás herido y como el socorrista que soy es mi deber ayudar a los adoloridos, ¿no lo crees? – dijo, sacando a relucir el diploma que había sacado años atrás de una manera tan solemne que hasta por un momento le creí la tontería.

-Y cómo vas a curarme si no tienes ni siquiera ungüento para ponerme?

-Bueno, los socorristas tenemos secretos.

Entonces de manera lenta se arrodilló frente a mí, tomó mi tobillo y cuidadosamente dio un pequeño beso en él.

Yo simplemente permanecí con la boca semi abierta y asombrado.

-Qué dices ahora? ¿Te duele?

Sé que esto era extraño, que un pequeño beso no curaba dolores, pero el tener a mi niño arrodillado frente a mí, "curando" mis heridas a besos hacia que el dolor se desvaneciera lentamente. Aunque claro, no se lo iba a decir, prefería tenerlo un poco más en esa posición.

-Aún me duele un poco.

Se agachó y depositó otro besito un poco más arriba que el anterior.

-Y ahora? - por su mirada sabía que se estaba divirtiendo, así que ¿Por qué parar?

-Aún duele.

Una gran sonrisa se instaló en su rostro, achinando sus ojos, dejó mi pierna en el piso y se sentó a horcajadas sobre mí. Teniéndome debajo, me dio un beso en la mejilla.

-Aún sientes dolor? -susurró a mi oído.

Y hasta ahí llegó mi autocontrol, con dolor de tobillo o sin él, no podía soportar tanta insinuación.

Tomé a mi niño por la cintura y llevé mis labios a los suyos. El beso fue excitante, apasionado, nos movíamos en sincronía, disfrutando el momento. Cuando nos quedamos sin aire no separé mis labios de la suave piel de mi Willy, bajé a su cuello, besándolo, sintiéndolo.

Poco a poco mi pantalón se fue volviendo una molestia, y estaba seguro que para ese momento mi niño podía sentir a mi amigo reaccionar. Pero qué podía hacer yo si Willy no hacía nada por ayudar, los pequeños sonidos que soltaba, el movimiento continuo de sus caderas contra mi pantalón. Y su suave piel. Todo en él me enloquecía.

Tenía ganas de tumbarlo contra el suelo, colocarme sobre él y no dejarlo ir, pero la fuerza con la que me presionaba Willy contra el piso no me dejaba mover con libertad, esta vez era él quien estaba tomando el control de todo... lo cual me confundía y me excitaba al mismo tiempo.

Él tomó mi rostro y me besó lentamente, con sus manos que recorrían mi torso de arriba a abajo. Su mano comenzó a filtrarse por debajo de mi camisa haciéndome delirar en todo momento. Demonios, a este paso íbamos a terminar haciéndolo en el bosque.

Mis manos tampoco podían quedarse quietas, al comienzo las tenía en sus caderas, sosteniéndolo sobre mí, pero poco a poco comencé a moverlas dirigiéndome al botón de su pantalón, estaba comenzando a desabrocharlo cuando de manera abrupta el decidió rompió el beso y se paró.

Acomodó sus ropas y abrochó el único botón de su pantalón que había logrado desabrochar. Como si nada hubiera pasado, caminó unos cuantos pasos y se volteó.

-Qué? ¿No vienes?

Me encontraba en el suelo con la camisa desacomodada y un calentón que flipas.

-¿Que creías, que íbamos a hacer algo aquí en pleno bosque? - la sonrisa de haberse salido con la suya crecía más y más en su rostro- No me dijiste antes que en la noche "vería lo que me esperaba"? Pues bueno, ahora supongo que tendrás que aguantarme el calentón hasta que sea de noche, lástima- su tono de voz contenía de todo menos lástima.

Ahora entendía todo, desde el comienzo había sido su forma de venganza por lo de hace un rato. ¡Pero qué manera de cobrárselas! Yo lo había hecho sonrojar y él me estaba dejando con un calentón, el muy traidor. Intenté conservar toda la dignidad que pude mientras me ponía de pie, con mis manos arreglé mis ropas y mi cabello, ni siquiera intenté ocultar el bulto de entre mis piernas.

-Hombre Willy, ahí te la has jugado, ¿lo sabes no?

Él simplemente sonrió y caminó con suficiencia siguiendo el sendero. Negué con la cabeza sonriendo por lo malvado que podía llegar a ser mi niño. Bueno, por lo menos mi cuerpo había olvidado el dolor de mi tobillo. Sin duda eso era algo.

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